1. Bukkake en el trabajo


    Fecha: 26/05/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: MrTaboo, Fuente: CuentoRelatos

    Hacía tiempo que estaba aburrida de Juan, mi pareja. Aunque el sexo era increíble con él, no podía parar de ver tíos por la calle e imaginándomelos en grupo... Me fui dando cuenta que con los años mis gustos habían cambiado. Me fijaba sobre todo en los más jóvenes, adolescentes que podrían ser mis hijos. ¡Qué fuerte decirlo, pero así eran mis fantasías sexuales! La idea de tener a unos cuantos a la vez me ponía enferma y esa idea tan descabellada empezó a surgir en mi trabajo. Cada día me imaginaba a mis compañeros enfundados en esos monos azules tan masculinos… Haciéndome un increíble bukake.
    
    Yo trabajaba en un ambiente totalmente varonil y en él, sólo había la clase de hombres ‘machitos alfa’ que les gusta ponerse en el papel de dominante. Entre ellos formaban un grupo indiscutiblemente potente, con las clásicas bromas ‘machistas’ que no hacen gracia a nadie más que a ellos. Las humillaciones que hacían eran constantes y aunque obviamente todo aquello estaba faltando a mi ética y moral como mujer, tengo que reconocer que en el fondo la situación me ponía cachonda porque yo era una sumisa en el sexo.
    
    Llegué a creer que todas aquellas bromas tenían que ver con mi físico. La verdad es que, modestia aparte, siempre he sido una mujer atractiva, con piernas largas, culo respingón y pechos firmes. La cara es lo que siempre me han alabado más por mis facciones finísimas, ojos azules y boca grande, pómulos marcados y nariz pequeña. Los hombres siempre me han mirado mucho, ...
    ... pero en el trabajo la cosa debía ser diferente por protocolo, y creo que eso les jodía vivos. No podía dar bola a ninguno para no tener problemas y sin embargo, debía seguir la corriente a los pesados de los clientes, cosa que les repateaba a todos.
    
    La verdad es que las bromas de ‘machito’ cada vez eran más pesadas. No le conté nada a Juan para no preocuparle, pero la situación empezaba a ser insostenible. Por un lado pensaba que debía irme del trabajo, pero por el otro tenía ganas de dar rienda suelta a mis deseos. Así que un día, en mi turno de noche habitual, decidí pasar a la acción. Me vestí con mi uniforme habitual pero me desabroché un par de botones de la camisa blanca. Mis tersos pechos se asomaban formando un precioso canalillo y la falda de tubo que era hasta la rodilla, la subí un palmo hasta media pierna. Dejé las bailarinas de siempre a un lado y me puse un tacón alto que estilizaba todavía más mis piernas. Desaté mi larga y rubia melena del moño opresor y pinté mis labios de color carmín. En el turno de noche calculé que serían unos 10 tíos trabajando en el almacén. Los del almacén eran siempre los más fuertes, jóvenes y guapos. La verdad es que todos los jóvenes me parecían tremendamente guapos y yo por la edad que tenía, estaba buenísima, así que la idea del bukake tampoco era imposible, pensaba yo.
    
    Me dirigí sigilosamente hacia el almacén, intentando que mis tacones no hicieran demasiado ruido. Pero ¡mierda, era demasiado pronto para entrar en acción! En ...
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