1. Embarazada


    Fecha: 28/05/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... iba la cosa. Mi cuñado regresó y dijo algo así como: Bueno. Yo no sabía qué significaba eso. Él me lo dijo al oído. Yo miré al chico, entonces, le clavé los ojos y le sonreí. Me subió una llamarada piernas arriba, sentí golpecitos en el estómago, un hormigueo por todo el cuerpo. Ya solo eso valía la pena. Un chico muy joven y guapísimo, un hombre nuevo en tu vida, en tu cama posiblemente, embarazada.
    
    Esperamos un momento en el aparcamiento. Al poco vimos venir al chico hacia el coche. Nos presentamos, reímos. Mi cuñado nos hizo ocupar los asientos traseros. Me temblaban todas las fibras de mi cuerpo. Se sentó a mi lado, me sonrió otra vez. Qué bonita cara, qué bonita sonrisa, qué boca tan deliciosa. Mi cuñado arrancó el coche. Fuimos atravesando la ciudad. Mi hermana y su marido iban hablando entre sí para aliviar la tensión y al mismo tiempo desocuparse de nosotros. Tomé la mano del chico y me la llevé a la rodilla. Le sonreí y luego miré hacia delante. La mano del chico sobre mi rodilla me hacía llegar un mensajero de lujuria y de testosterona. Ya llebaba en las puntas de los dedos la polla que me buscaba. Yo descansé la cabeza sobre el respaldo, cerré los ojos. El chico se echaría sobre mí y me la clavaría. "Métela toda y que no quede nada. Nada, ¿me has oído?". Giré la cabeza para mirarlo. Él hizo lo mismo. Tiré de su mano un poco más arriba, bajo las gasas, dejé su mano sola allí y llevé la mía a su rodilla. Su mano tomó vida y me acariciaba muy levemente el ...
    ... muslo. Un poco más arriba me ardía en llamaradas el sexo pero yo estaba tan tranquila, tan relajada, tan alucinada en medio de los pequeños vaivenes del coche, que no tenía prisa ninguna, ni siquiera deseos de llegar. Hubiera querido prolongar ese estado cuanto fuera posible, vivir un viaje interminable.
    
    Cerré los ojos de nuevo. Con el dorso de la mano, busqué el paquete del chico, se lo rocé suavemente y enseguida la retiré a su muslo. La del chico saltó a mi otro muslo y yo lo dejé hacer. Subió por uno y por otro y me acarició el vientre, el comienzo de la tripa. La tripa agradece el tacto masculino como si fuera un clítoris o un pezón. Le retiré la mano, no quería más. Me giré de lado y lo encaré, con un codo apoyado en el respaldo. Solo con la boca, le pregunté si quería follarme. "¿Tú quieres follarme?" Él al principio no me entendía, pero se lo repetí varias veces, sonriendo. Cada vez que se lo decía, cada vez que pronunciaba sin sonido "follarme", me bajaba un nuevo hilo de lubricación el coño abajo. Al cabo, lo cogió. Me respondió que sí de la misma manera y yo sentí estallarme un rayito en todo el sexo, un microorgasmo de pura delicia. Acerqué mi cara a la suya, él también se acercó. Nos dimos el primer beso.
    
    Detrás de esa esquina, cogeríamos mi calle. Mi hermana y mi cuñado nos dejaron en la puerta de casa. Ahora era todo mío. Lo conduje hasta el ascensor.
    
    -Bueno, gracias por hacer esto.
    
    -No las merece.
    
    -¿Cómo has dicho que te llamas? -pero de inmediato ...