1. Aceptación


    Fecha: 29/05/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Mar1803, Fuente: CuentoRelatos

    ... escurrieron en mi espalda. Se quedó quieto, descansando su cuerpo sobre mis nalgas. Se dio cuenta de eso y me ayudó a acostarme sin sacármela.
    
    Cuando me la sacó y sentí escurrir el semen por mis nalgas, me imaginé la escena de la película y no pude evitar preguntarle “¿Cómo se me ve?”, “Muy bonito, parece que pide más”, contestó. Después de descansar nos metimos a bañar. En la ducha me cargó de las nalgas, me colgué a su cuello, y me la metió en la vagina, de donde la sacó pronto para ponérmela otra vez en el culo, que me había enjabonado muy bien, entró toda de golpe, me dolió un poco, pero se compenso con el orgasmo que tuve y fue tan intenso que me solté de los brazos sin medir las consecuencias. Afortunadamente él pudo guardar el equilibrio, sacó el pene y me fue bajando hasta que mis pies lograron sostenerme. ¡Sí, Tita tenía razón: sólo duele la primera vez y es otra experiencia deliciosa!
    
    Después de vestirme, me llevó hasta la puerta de la privada en la que vivo. En el trayecto rumbo a mi casa, le pedí a mi amante que también nos viéramos el jueves, porque quería repetir el sexo anal. También le pedí que me comprara un frasco de lubricante para mi uso. “Putita…” dijo entre dientes y sonriendo.
    
    Sin beso, pero con mucha gratitud, me despedí. Leí el nombre del condominio donde vivo: “Privada de la Reyna” y para mis adentros dije, mientras se retiraba el automóvil de mi amante, “Ya llegó la Reina”, porque así me sentía con el trato recibido ese día.
    
    Al legar a ...
    ... mi casa, aún me sentía abierta del orto, y como estaba sola, me desvestí y en el espejo de mi recámara, además de ayudarme con el espejo de mano, me vi cuidadosamente el ano y, fuera de un ligero color que delataba exceso de fricción y un poco dilatado, no había nada anormal, pero yo sentía una sensación extraña.
    
    Llegó el jueves y puntualmente me presenté en el departamento de mi amante. Me abrió la puerta y me recibió con un gran beso y un cachondísimo abrazo con el que empezó el faje, que no me sentí cómo me cargó y me di cuenta hasta que estaba sentada sobre sus piernas en el sillón de la sala. Me dio un jugo de naranja que estaba sobre la mesa de centro y empezamos a platicar, entre beso y beso.
    
    –¿No me vas a dar jugo, mami? –Me preguntó y le puse el vaso en sus labios– Lo quiero de tu boca, nena –me dijo entrecerrando los ojos, así que tomé un trago y lo vertí en su boca dándole un beso.
    
    –A ver, ¿para qué quieres el lubricante? –me preguntó tomando el frasco para dármelo.
    
    –Para usarlo con mi marido.
    
    –Te va a preguntar dónde lo conseguiste, cuánto te costó y otras cosas que te podrían delatar –me advirtió y me di cuenta de ello.
    
    –Ya tengo algunas respuestas, excepto la del costo. –contesté y él me dijo cuánto costaba y los muchos lugares donde se podía comprar.
    
    –Si estás dispuesta a usarlo con tu marido, quiere decir que te gustó –me dijo esperando mi respuesta, pero empezó a desabotonar mi blusa, me bajó las copas del brasier y empezó a chuparme las ...
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