1. Desde el confinamiento


    Fecha: 11/06/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: siemprefuiyo, Fuente: CuentoRelatos

    ... los sentidos, incluida la capacidad para darte placer.
    
    Me gustaría pensar que te gustaría poder volver a Madrid y que en vez de estar yo, sea él quien esté en casa. Que estés deseando pasar el confinamiento por la pandemia sola con él. Follando noche y día. Día tras día. Los 15 días. Y cuando se cumplan, desear que el Gobierno decrete la prolongación del estado de alarma otros 15 más. Me gustaría pensar que llegas al punto en que dejas de querer ducharte después del polvo, por la pereza de saber que no merece la pena, ya que el siguiente está demasiado cerca en el tiempo y que, de todos modos, empiezas a sentirte cómoda sudada y sucia tratando de recuperar la respiración tirada desnuda y con las piernas abiertas sobre la cama en una habitación que apesta al olor dulzón y denso del sexo.
    
    De hecho, me encantaría saber que él es capaz de hacer que te olvides de tu eterna obsesión por el pudor y pulcritud. Que hace que el placer que sientas sea tan extremo que deje de importarte que los vecinos puedan escuchar tus gritos de éxtasis. Que haga incluso que te olvides de si la puta persiana está subida y la cortina sin correr, con el consiguiente riesgo de que podáis ser vistos. Me encantaría pensar que llega el punto en que todo te de exactamente igual con tal de volver a tener esa polla dentro de tu cuerpo, poseyéndote, embistiéndote con furia mientras te tira del pelo y haciéndote sentir llegar a tocas las estrellas con las puntas de los dedos. O que incluso comienza a ...
    ... darte morbo y pasas a ser tú quien busca ser follada asomada a la ventana e inclinada hacia delante, como cuando tendías la ropa, pero con las tetas al aire y mientras él te atrae hacia sí, aferrándote de las caderas y azotando tu precioso culo carnoso y respingón.
    
    Pero sobre todo, me encantaría más que ninguna otra cosa saber que deseas sentir su semen caliente dentro de ti. O fuera de ti y en cada parte de tu cuerpo. Que seas capaz hasta de arrodillarte para suplicar que lo vierta sobre tu cara o entre tus nalgas mientras tú las separas ofrecida con las rodillas hincadas en la cama y la cabeza inmovilizada y presionada contra la almohada por su mano. Me encantaría saber que deseas sentirte su zorra y también que él te lo llame en voz alta. Oírselo pronunciar para poder recrearte en cómo eso te hace sentir. Que deseases complacerlo, dispuesta a decir sí obedientemente a cualquier cosa que él pueda pedirte… e incluso dispuesta a no esperar siquiera que lo exprese: proponiéndole tú cosas nuevas, provocando que sucedan con tu actitud juguetona y seductora. Como si, de algún modo, eso equilibrase el daño que nos causó todas las veces en que me rechazaste, y todas las ausencias posteriores en que tú tampoco hiciste nada por buscarme a mi cuando yo ya no tenía fuerzas para seguir intentándolo.
    
    Me encantaría que le dijeses con un susurro en el oído aquello que me hubiera encantado escuchar de tus labios susurrado en el mío: “Quiero que desvirgues mi culo. Necesito tu polla ...