1. En el apartamento de la asistente venezolana


    Fecha: 12/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    Luego de un inicio de tarde tan inesperadamente sexual, seguimos trabajando con Corina en los reportes. Realmente me sorprendía su habilidad para el trabajo y la pulcritud con la que presentaba los resultados. Una pena todo el capital humano que ha tenido que huir de Venezuela y se tiene que mal emplear en mi país y seguro otros. Durante el trabajo no volvimos a hablar del sexo post almuerzo que habíamos tenido. Un par de veces fue al baño, pero me percaté que cerró muy bien la puerta.
    
    Hacia las 6 pm nos informaron que ese día habría fumigación de las oficinas y que podríamos quedarnos máximo hasta las 6.45 pm. A pesar que nos esforzamos, el tiempo quedó corto y nos faltarían al menos dos horas para terminar el trabajo. Le dije si podíamos ir al De Marco o al Romana, dos cafeterías cercanas que me encantan. Ella me dijo que no, que su esposo se molestaría y que, si yo aceptaría ir a su apartamento, que quedaba también a pocas cuadras, en pleno centro de Trujillo. Le dije que de mi parte no había problema.
    
    Cerramos todo a las 6.45 y con ambas laptops fuimos a su apartamento. Era muy pequeño, en un pequeño edificio antiguo. Una sala comedor cocina, todo junto, un pequeño cuarto con un camarote para sus dos hijas, otro pequeño con un colchón en el suelo donde dormía ella y su esposo y un mini baño, todo separado por cortinas, no por puertas. Su esposo se alegró al verla y me pidió disculpas por el desorden, le dije que tranqui, que mi casa era igual o peor ...
    ... incluso.
    
    Intentamos avanzar, pero las niñas saltaban, gritaban, correteaban. Era imposible. Con una mirada, de esas que sólo las parejas entienden, Corina le dio a entender a su esposo que saque a pasear a las niñas. Él dijo que las llevaría al parque. Les pregunté porque mejor no las llevaba al cine. Ambos se miraron con desazón y entendí que el cine estaba fuera de su presupuesto. Sin titubear, abrí la billetera y le di a Corina 100 soles, para que su esposo lleve a sus hijas al cine, que también estaba cerca. Ella me dijo que no podía aceptarlo. Le insistí y le dije que no era dinero mío, sino de los viáticos que me asignaban por el viaje, así que no era problema para mí. Se miró con su esposo y aceptaron.
    
    Las niñas no entendían que era cine. Seguro nunca habían ido. Pero el esposo estaba más feliz que un niño en Disney. Se acicaló, las alistó y salieron. Ni bien cerró la puerta, Corina se me acercó y me dio un tierno beso, no me lo esperaba, me desarmó. Me besó luego las mejillas, la nariz, la frente. Y, cuando, por la ventana pudimos ver que su esposo se alejaba con las niñas, me cogió de la mano y me llevó a su habitación.
    
    Me pidió con ternura que me acueste sobre el colchón, encima del piso. Me desabrochó el pantalón, me lo sacó, me sacó el calzoncillo y empezó una mamada que me llevó al cielo. Mientras la hacía, me saqué la camisa y la ayudé a desnudarse completamente. Sentí sus labios y su lengua recorrer mi verga entera, mis bolas, mi entrepierna, mi vientre. En algún ...
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