1. En el apartamento de la asistente venezolana


    Fecha: 12/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... momento no pude resistir más y la cogí por el culo y la puse sobre mí, en un perfecto 69.
    
    Ni bien introduje mi lengua en su ya jugoso coño, sentí el sabor de sus orines, de mi semen, de sus flujos, me puse a mil. Sentí como ella empezaba a gemir y seguí haciendo lo que más me gusta hacer. Pasé a su culo y cuando empecé a lamérselo ella se olvidó de mi verga y se concentró en su propio placer. Se sentó sobre mi rostro y comenzó a moverse rítmicamente, poniendo en mis labios su jugosa vagina y su culo dilatado.
    
    Comenzó a decir “ingeniero, ingeniero” eso me excitaba más y mientras me concentré, con mi lengua y labios en su húmeda vagina, le introduje dos dedos de golpe en el culo, en pocos segundos llegó, humedeciéndome el rostro con su increíble corrida.
    
    Se levantó y se acostó de costado en la cama. Mirando hacia el lado que yo no estaba. Me acurruqué detrás de ella y comencé a acariciar tiernamente su espalda. Supongo la descarga y mis caricias la abrieron sentimentalmente para mí. Me narró en pocos minutos su vida en Maracaibo, como su esposo había quedado sin empleo. Como ella a pesar de trabajar ganaba una miseria que no les permitía dar de comer bien a sus hijas. Como habían vendido sus cosas, dejado el apartamento en alquiler y emprendido el viaje a Trujillo, donde tenían un contacto en un albergue para venezolanos migrantes.
    
    Ella tuvo suerte y en menos de dos semanas consiguió el empleo en la ONG. Le empezaron pagando poco más de un sueldo mínimo (una miseria ...
    ... en Perú), pero a los tres meses, sin que ella les pidiera se lo duplicaron. Con ello habían podido alquilar el mini apartamento donde vivían y comprar las pocas cosas que tenían. Me contó que su esposo no podía conseguir empleo y se dedicaba a las niñas y la cocina. Que el estrés lo había vuelto impotente y que lo único que tenían era un vibrador (me lo dijo entre risas) que lo usaba ella a solas en el baño, pues él se resistía a darle placer con él.
    
    Cuando mencionó el vibrador, me calenté y mis caricias fueron bajando de su espalda a sus nalgas. Sentí como su respiración se aceleraba y comencé a acariciarle el culo. La puse boca abajo y comencé a lamerle el culo y mientras lo hacía, la interrogaba.
    
    - Te gusta Corina
    
    - Si ingeniero me encanta, me encanta.
    
    - Te gusta que te coja en tu cama
    
    - Si, ingeniero me gusta
    
    - Que eres Corina
    
    - Soy una mujer infiel en su cama
    
    Cuando mencionó que era una “mujer infiel” me movió el morbo y sin preámbulos, le introduje dos dedos en el coño y dos en el culo, mientras mi lengua alternaba ambos lados. Sentirse cogida por ambos lados la calentó muchísimo y sin que yo dijera una palabra más comenzó a gemir y balbucear “soy una infiel, soy una perra, soy una zorra, soy una mujer fácil” y llegó muy rápidamente. Íbamos dos a cero.
    
    Se quedó tendida en la cama, boca abajo. Con una respiración agitada, que poco a poco empezó a normalizarse. Estuvimos sin hablar unos minutos, yo sólo besando su espalda y cuello. De pronto me ...