1. Encajado y más encajado


    Fecha: 21/06/2022, Categorías: Transexuales Autor: SUPERHEELS, Fuente: CuentoRelatos

    Estaba construyendo una pequeña cabaña en un campo propiedad de mi tía. Ese sábado al mediodía estábamos viendo unos planos con el arquitecto. Los obreros ya se habían marchado y no regresaban hasta el lunes. Al rato también se fue el arquitecto y yo quedé a solas en la vieja casona. Como no tenía apuro, decidí quedarme un par de horas allí. Bajé la notebook del auto y después de prepararme una taza de café, me puse a ver una película.
    
    Pasaron un par de horas y me pareció escuchar el ruido del motor de un vehículo. Después de un par de minutos volví a escucharlo. Me acerqué al ventanal y observé hacia afuera. A unos diez metros de la casa, había una camioneta con las ruedas traseras patinando en el barro. El vehículo era del corralón de materiales, que había traído unas planchas de telgopor. Se había metido marcha atrás y ahora le costaba salir. Cuando bajó el vidrio de la ventanilla, vi que era un chico rubiecito, de no más de 20 años, y con una expresión de contrariedad en el rostro.
    
    Como no podía salir hacia adelante, le dio marcha atrás, y fue lo peor que podía hacer. Ahí el terreno era más blando y se quedó encajado. Con cierta desesperación bajó a ver en qué situación estaba, y yo me llevé la sorpresa de mi vida. De la cintura haca abajo estaba... ¡Vestido de mujer!
    
    Llevaba unos jeans elastizados tremendamente ajustados, medias de lycra color negras, y unos increíbles zapatos negros de altísimos tacos aguja. Cuando vio las ruedas traseras semi hundidas se puso ...
    ... furioso, y le dio un golpe al costado de la camioneta. En el movimiento se le enterró uno de los tacos, y estuvo a punto de dejar un zapato en el barro. Volvió a duras penas al asiento del vehículo en el momento que yo estaba dirigiéndome hacia el lugar. Al divisarme su expresión pasó de la furia la pánico.
    
    Puso en marcha la camioneta y comenzó a acelerar a full. Era indudable que quería marcharse rápidamente para que yo no lo viera. Pero el resultado fue nefasto. Las ruedas patinaban y cada vez se encajaba más. Cuando llegué al lado del vehículo, el terror estaba pintado en su rostro, que ya se estaba cubriendo de lágrimas. Yo le dije:
    
    -Es inútil que sigas acelerando. Vas a lograr que se hunda más todavía. ¿Cómo fue que te encajaste así'.
    
    -N... no me di cuenta, señor, que estaba tan blando. Cuando quise salir, me encajé. -dijo y se largó a llorar.
    
    -No te pongas así. No es la primera vez que alguien se encaja en esta quinta. Vení, baja y tranquilizate. Yo te voy a ayudar. Vamos a la casa, te tomás un café bien caliente y después vemos como sacamos la camioneta.
    
    -No... no puedo. -contestó el chico.
    
    -¿Por qué? ¿Porque estás vestido de mujer? -le dije.
    
    -¿Me vio?... ¡Me quiero morir!...
    
    -Dejá de llorar y bajá. No seas tonto. No pasa nada. Además acá ya no podés hacer nada. Como esta encajada la camioneta y vos con esos tacos, es imposible que puedas sacarla. Vení, después que te tranquilicés vemos que hacemos.
    
    El chico bajó y emprendimos la marcha haca ...
«123»