1. Tengo sexo con el maestro de mi hija


    Fecha: 22/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    Después de lo sucedió con Joaquín la verdad entre en depresión, no sé si por la culpa o porque me sentía incompleta.
    
    Mi marido llegaba siempre tarde a casa y generalmente trabajaba los sábados, nuestros ratos compartidos era muy pocos y mi vida sexual junto a él nunca había sido nada sensacional, pero a partir de sus ausencias se volvió casi inexistente.
    
    Sin darme cuenta comencé a sentirme deprimida, triste e irritada.
    
    Hablaba muy poco y hasta había perdido la paciencia que tenía con mis hijos.
    
    Me di cuenta que sin tardanza debería poner en práctica un cambio, primero pensé en conseguir nuevamente un trabajo, creí que no me costaría reintegrarme al mundo laboral, pero lo sucedido con Gerardo mi último jefe y que termine mal con la empresa me hicieron reflexionar para no hacerlo.
    
    Mi marido no me apoyaba moralmente, me quedé en casa rumiando mi mala suerte y como estaba deprimida los primeros tropiezos fueron suficientes para hacerme desistir del intento.
    
    Me empecé a llevar mal con toda mi familia porque me trataban como una neurótica y comencé a aislarme también de ellos.
    
    Cuando mi hija me dijo que quería estudiar pintura le busqué una buena profesora, que en realidad resultó ser un profesor, que me tenía al tanto de los progresos de la chiquilina.
    
    Era un hombre de unos 40 años, que en su taller de dibujo y pintura daba rienda suelta por las tardes a su vocación de docente, su nombre era Jonathan.
    
    A medida que lo iba conociendo más, más me ...
    ... simpatizaba, me parecía una persona con la que podía tener reales afinidades, también me daba cuenta que él me prestaba particular atención.
    
    En una primera etapa no le di importancia a ello, aunque no puedo soslayar el confesar que me hizo sentir bien, él había resultado comprensivo y me hacía sentir estimada.
    
    Pasaron varios meses, cuando una tarde llevé a mi hija y se desencadenó una fuerte tormenta, llovía torrencialmente y creí prudente quedarme hasta que parase un poco, porque era peligroso conducir con semejante lluvia.
    
    El me invitó a presenciar la clase, terminada ella, las otras mamás fueron a buscar a sus chicos y yo me quedé charlando con Jonathan, el profesor, ya que siempre me gustó la pintura.
    
    Mi hija mientras tanto dibujaba y pintaba en su mesa.
    
    Jonathan me invitó con un café y sin darnos cuenta, los minutos comenzaron a correr!
    
    Hablamos de todo un poco y me preguntó por qué nunca había intentado hacer algo al respecto, me dijo que me haría bien iniciar algún tipo de estudio de tipo artístico, ya que me notaba triste.
    
    Debo haberle puesto una cara rara porque me tomó la mano y me pidió disculpas por sus palabras, agregando al mismo tiempo que, empero, había que ser muy ciego para darse cuenta que estaba atravesando un mal momento.
    
    Se me hizo un nudo en la garganta, no pude continuar hablando.
    
    Aquella noche concluí que él era la primera persona que se daba cuenta, sin ningún esfuerzo por lo visto, de lo que me sucedía.
    
    Estuve una semana para ...
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