La pasión de Silvia (Parte 2)
Fecha: 25/06/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: hecmat20, Fuente: CuentoRelatos
Han pasado exactamente una semana desde que Silvia le dijo a Andrés se vaya de la casa, pero seguían viviendo juntos. Como será el destino que ella tuvo un accidente con su carro el cual quedó inservible y ahora tenía que compartir el carro con su ex para ir a trabajar, dejar a los niños y poder verme. No podíamos vernos en mi casa, ni en su departamento, no nos quedó otra en acordar de vernos en un estacionamiento de un centro comercial que estaba en quiebra. Era buena opción para evitar ojos familiares. Les hago recordar que para el mundo, ella seguía “casada”.
Era domingo, ella se escapó de una reunión de amigos y dejo al ex con sus hijos para verme. Quedamos vernos en un estacionamiento techado del centro comercial, pero estaba cerrado. Yo le insistía mucho en verla porque a ella le excitaba sentirse deseada, la ponía cachonda cuando la presionaba. Tenía tendencia a ser sumisa pero había algo que no la dejaba ser en su totalidad. Esa era mi fantasía, que fuese mi esclava.
Estaba sentado en mi Toyota negro en un estacionamiento casi vació, miraba a las mamás saliendo de compras de una tienda de bebés. Mi carro era uno de 15 carros en un lote con capacidad de 2 mil autos o más. Era un buen sitio, no había calles aledañas y estaba rodeado de vegetación. Mi teléfono sonó y era ella, ya venía en camino… La vi llegar y bajar nerviosa de su van gris, caminaba riquísima con su jean de twill color pardo y blusa blanca. Le pedí que viniera con falda, pero no le dio chance ...
... de cambiarse, pero si de cepillarse los dientes 2 veces después de comer pescado… era semana santa.
Silvia solía vestir siempre pantalones o faldas largas. Ella se avergonzaba de una de sus piernas por haber sufrido un accidente que se la dejo “deformada” y siempre la escondía bajo una pierna de una pantaloneta cortada. Desde que la conozco tuvo ese problema y siempre me dio morbo saber cómo lucía y cuál de las dos piernas era.
Entró a mi carro con su blusa blanca y podía ver su sostén, se sentó y como dos tontos no supimos como saludarnos ni entablar conversación. Pasaron unos segundos y entre sonrisas y preguntas cortas, nos besamos intensamente sin preocuparnos de dónde estábamos, me dejó poner mi mano en el interior de su pierna. Silvia se concentraba en acariciar lentamente mis dientes con su lengua mientras su pasión aumentaba y su calor corporal iba aumentando notoriamente. Al besarla podía verle sus senos por el escote de su blusa, unas tetitas blancas que nunca pensé tener tan cerca de mí, me las quería comer si me dejaba en pleno estacionamiento.
Ella me trababa de niño o de bebé por ser menor que ella por 10 años.
- Estás terrible hoy niño – dijo Silvia toda coqueta y mordiéndose el labio.
- Hubiese querido que vengas sin sostén, pero, así como estas, estas para comerte toda – Le respondí serio para que sepa que no era juego.
Puse mi mano otra vez en la parte interna de su pierna y ella mirándome abrió lentamente su piernas, mirando picara por las ...