Leyendo a Bataille y pensando en batir atole
Fecha: 10/07/2022,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
Esta es una historia, en voz de Stella, sobre su experiencia en el gusto de los hombres por el atole, experiencia tratada por otros autores del foro.
Pues después de tanta insistencia de mi amigo Cornelio porque intimara con Estella, su exesposa para que hiciéramos un trío, accedí. Pero le pedí que antes de hacer algo juntos, me permitiera intentar restaurar nuestra amistad, la cual se distanció con la separación de ellos.
¡En verdad que Estella es una mujer con vocación puteril!, como dice despechadamente José Vasconcelos de Consuelo Suncín, quien después fue la esposa de Antoine de Saint Exúpery. Después de unos minutos de hablar por teléfono ella me propuso tomar un café para platicar y después seguirla con farra o “lo que saliera”. Desde luego que accedí. Resultó muy platicadora y me contó lo que apenas había ocurrido entre Cornelio y ella y un amante, que no es el mismo al que se refirió Cornelio en «echar leche después del amante«, y que pueden leer en este foro. Va tal como Estella me lo contó.
A mis hijos les tocaba estar este fin de semana con su padre quien los recogió el viernes en la noche y regresaría a dejarlos la noche del domingo. Por mi parte, estaba dispuesta a pasarla en cama ese fin de semana, pero no sola… Ya había preparado el avituallamiento que requería para no necesitar salir de casa, sólo faltaba mi hombre y sabía que llegaría de un momento a otro. Únicamente traía puesta la bata de baño con la que me cubrí al terminar de ducharme en la ...
... tarde. Ya me había secado y cepillado el pelo.
Continué con la lectura de un libro de Bataille que había iniciado hacía unos días y tuve claro por qué veía las estrellas cuando me poseía mi amante: al inicio sólo teníamos mimos y cariños tiernos el uno para el otro, pero en el momento culminante del coito cambiábamos las caricias por rasguños y fuertes presiones que nos dejaban laceraciones y moretones, que empezaban a doler hasta que nuestras respiraciones se normalizaban y el sudor terminaba por evaporarse. Recordé su presencia más reciente y los orgasmos que sentí mientras él eyaculaba; mi vagina inició una serie de pequeñas contracciones y claramente volví a apreciar el calor de los borbotones de semen dentro de mi ser…
El libro se cayó de mis manos y una de éstas, sin que yo advirtiera cómo pasó, acariciaba mi monte con movimientos circulares resistiéndose el índice y el anular a despegarse de mi clítoris… El timbre sonaba insistente y caí en cuenta que mi hombre tenía rato que había llegado. Suspendí mis caricias, me amarré el cinto de la bata y fui a abrir.
Abrí la puerta, aún no terminaba de saludarme y lo jalé al interior, cerré el acceso y le di un gran beso. Mi lengua navegó dentro de su boca y mi mano me daba cuenta exacta qué tanto crecía su miembro. Él me cargó sosteniéndome únicamente de las nalgas y me llevó directamente a la recámara. Me acostó desnuda sobre la cama. Yo estaba mojadísima y muy caliente. Simplemente me abrió las piernas, me besó los ...