1. Sabía que la amaba...


    Fecha: 20/07/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... corazón, pero detestaba ver sufrir a “su pelirroja” a “su quinceañera favorita” como él la llamaba, pese a que eran ya bastantes los años que habían pasado desde aquello por lo que la contó su propia historía de fracaso, no para deprimirla ni demostrar nada, sinó para intentar evitarle, en la medida de lo posible, un dolor y una sensación de fracaso mayores de los que ya tenía. Apenas unas semanas despues el “narciso” era ya un recuerdo, reciente y doloroso… pero un recuerdo. Él se alegró, sabía que eso, para los sentimientos que el tenía, no significaba nada pero prefería verla sonreir a verla triste y, también ¿por qué no? Eso le daría alguna ocasión mas de verla, admirarla y disfrutar de su adorada compañía aunque sabía que debía obrar con cautela pues sus sentimientos era un secreto que él debía llevarse a la tumba. Así, encuentro tras encuentro, él la empezó a ver como su “amor platónico”, esa “estrella” inalcanzable a la que sus manos querían tocar, sus brazos rodear y sus labios…. Siquiera rozar sus mejillas de vez en cuando… o tener el premio de una sonrisa de ella o que, como hacía alguna vez, le tomara del brazo y el lo sintiera como una explosión en su interior, como si aquel breve roce con la piel de su “angel” fuese una leve brisa que le hacia estremecer, como una de esas piezas musicales barrocas que tanto le gustaban y que, muchas veces, le ponían lágrimas de emoción en los ojos y le traían su furtivo recuerdo.
    
    Ella estaba algo deprimida porque, al igual que ...
    ... él y como tanto otros, estaba sin trabajo y eso le hacía sentirse mal. Él solo podía animarla, sabía el gran esfuerzo que su amiga había hecho para sacarse un título de Enfermería y que estaba buscando empleo con denuedo. Él sabía que lo encontraría tarde o temprano pues ella tenía un talento nato para eso porque era un derroche de ternura y amabilidad.
    
    La seguia frecuentemente en Facebook y veía sus entradas. Un día vió una galería de fotos de ella, con una amiga también muy querida por el y el novio de esta última, en una piscina y se quedó completamente noqueado al verla luciendo un bikini rojo ajustado. Sus grandes pechos se asemejaban, a los ojos de él, como dos hermosas colinas de nata que él hubiera dado cualquier cosa por chupar y morder hasta hacer estallar a su angel en un mar de placer y amor. Su sensación era una mezcla de excitación, amor y culpabilidad. Sensación que era, para él, un dilema imposible de resolver, una trampa que se había tendido a si mismo y en la que había caido gustoso y que era la enésima demostración de que el tipo era, pese a su fama de inteligente, solo un estúpido con el corazón de arena. Alguien que. ya bien entrada la cuarentena, no podía evitar sentir que había fracasado en la vida en todo lo que puede ser importante para un ser humano: carecía de estudios, no había logrado el mayor deseo de su vida, formar una familia y que, para redondear el estropicio, llevaba ya varios años en paro y sin ver la menor posibilidad de encontrar con ...