La pastelera.
Fecha: 28/07/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hablasen por sí solos. Nuestras manos y piernas comenzaron a enredarse con las del otro, creando así un perfecto patio de cárcel dedicado al sexo y al deseo. Nuestros labios se besaban y se susurraban a la vez que sentían sobre ellos la furia de nuestros dientes al clavarse sobre sus carnes.
El cuerpo de África pareció tomar la iniciativa, hasta tal punto de comenzar a desvestirme. Primero fue mi camiseta y acto seguido mis pantalones. Una vez que me los había bajado, los calzoncillos no fueron un problema para ella, los cuales rajó de arriba abajo con el filo de sus uñas. Mi sexo medio erecto lucía frente a su ser, incitándola a la perversión y al peor de los pecados…la lujuria. Sin dudarlo un momento África empezó a felarme el miembro, hasta que pasado unos segundos dijo;
-A esto le falta un poco de dulce.
Tras alargar la mano con gran seguridad hacia uno de sus lados, cogió un donut del estante y sin dejar de mirarme fue introduciendo mi polla lentamente por el agujero de aquel dulce dejando que el azúcar hiciera su trabajo. África lamía ahora con más ferocidad que antes, su lengua hacía que con cada una de sus embestidas sobre mi sexo entrasen algunas partículas de azúcar por mi uretra, provocándome una mezcla entre escozor y placer. Comenzó a devorar aquella masa de abajo hacia arriba, haciendo que la última parte quedase sobre de mi sexo y así poder disfrutar los dos sabores al mismo tiempo. Los mordiscos que asestaba África por intentar comerse aquel donut ...
... dejaban ver lo mucho que le gustaban los dulces y sobre todo si tenían una polla de por medio. Así que una vez que ya estaba por terminar aquel postre, fue introduciéndose mi polla lentamente en su boca y acto seguido el último trozo de donut que faltaba.
Como un niño al que le sale bien su fechoría, África comenzó a relamerse los labios al mismo tiempo que pasaba su dedo índice por la comisura de los mismos estando segura de que no se dejaba nada de azúcar por probar.
Intentando no desfallecer frente aquella mujer y sus armas de seducción; quise demostrarle que incluso a los 35 años uno sigue en forma y folla bien. Así que una vez que África había terminado de comer, aproveché antes de que empezara a hacerle la digestión para pasar mis manos por debajo de sus brazos y subirla de un golpe sobre la mesa, dejando así por completo la comida servida. Comencé a devorar su cuerpo hasta que de reojo pude atisbar lo que parecía una manga pastelera, y sin ninguna intención de quedarme atrás en comparación con la imaginación de África para combinar dulces con sexo, comencé a dibujar un mapa con la vainilla que se encontraba en dicho recipiente.
La casilla de salida la marqué en su boca, pasando por su cuello, sus pechos, y abdomen hasta llegar a su coño. Como premio a mi hazaña coloqué un cupcake sobre su coño. Cuando empecé a seguir los pasos de aquel mapa improvisado, para mi sorpresa descubrí que África ya hacía rato que había devorado la vainilla de sus labios pero aun así ...