1. De cornudo a puta


    Fecha: 29/07/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ue un día del mes de julio, un día como otro cualquiera. Serian sobre las 14:00 horas y me encontraba prestando un turno de vigilancia en un hospital de Toledo donde presto servicio, ya que soy vigilante de seguridad. Me llamo Daniel y cuando ocurrieron los hechos que voy a narrar tenía 39 años y estaba casado con María que, si las cuentas no me fallan, tendría 32 años ya que es 7 años menor que yo. Vivimos en un pueblo cerca de Toledo y ella trabaja en un centro comercial en Madrid.
    
    María es una mujer voluptuosa si entendemos esto como una mujer maciza, vamos que esta cañón o jamona. Mide 178 cm, pesa unos 70 kilos, tiene un pecho prominente y unas nalgas apretadas que tiran para atrás, además de una larga cabellera y una bonita cara redondeada, acompañado todo ello de un matiz provocativo en la mirada que la hacen irresistible a los ojos de cualquier macho que se precie.
    
    La llamada fue súbita por lo sorpresiva e inesperada, además de irreconocible. Era un numero oculto. Aun así, lo cogí, no sé porque lo hice, no suelo atender llamadas de estos números. Al descolgar lo primero que oí fue un ruido metálico de fondo (que más tarde identifiqué como una el sonido de una caldera) y una clara voz de mujer, entre airada y confusa:
    
    - ¿Eres el novio de María José? me pregunto
    
    - ¿Quién es? - le respondí yo
    
    -Pregunto por el novio de María -volvió a insistir
    
    -No soy su novio, soy su marido. ¿Quién llama?
    
    -Ah, eres su marido, vaya vaya, que sorpresa-me contesto con ...
    ... un tono claramente perceptible de sorpresa en su voz-. Esta sí que es buena-continúo diciéndome- Pregunto por un novio y me encuentro con un marido. Escucha bien lo que te voy a decir, presta atención. Di a tu mujer que deje en paz a Salvador, mi novio, o tendrá problemas graves conmigo. Tu solo dila eso - Y colgó.
    
    Me quede perplejo e inmóvil durante un tiempo indefinido. Como estaba solo en el parking del hospital, pude apoyarme en uno de los pilares a la vez que mi sesera empezó a cavilar acerca de lo que acababa de ocurrir, tratando de asimilarlo. Después de un tiempo dándole vueltas al asunto sin llegar a nada en concreto y en vista de que la hora del relevo se acercaba, decidí marcharme entre perturbado, airado y algo mareado, deseando que el turno se acabara de una vez para irme a casa y hablar cuanto antes con mi mujer sobre ello.
    
    En casa, a medida que pasaban las horas mi zozobra aumentaba, apenas probé bocado y tuve que abrir una vereda en el pasillo del comedor de tanto ir y venir por él. Creo que llegue a eso que llaman paroxismo nervioso, pero no estoy seguro ya que desconozco los alcances y efectos de ello. En todo caso, hube de estar muy próximo. Encontrándome pues en este estado, fueron pasando las horas hasta que por fin el ruido de una llave en la cerradura de la puerta me indicaba que María acababa de entrar en nuestra casa.
    
    A pesar de la carcoma que me corroía por dentro, al principio no la dije nada, decidí reservar mi locución para después de la ...
«1234»