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Petite Milf
Fecha: 30/07/2022, Categorías: Hetero Autor: Marianito, Fuente: CuentoRelatos
... diciendo cuanto le gustaba mi miembro. Luego se puso en cuatro ofreciéndome su culito pequeño pero duro y terso. Hundí mi lengua en su orificio y con una mano le frotaba el clítoris mientras que con la otra le pellizcaba los pezones. Prácticamente no tenía tetas. Eran apenas dos bultitos con unos pezones rosados pequeños, puntiagudos y erectos. En esa posición acomodé la punta de mi pija en su concha húmeda y fui dando pequeños empellones hasta que mis piernas chocaron en sus nalgas. El sonido característico de esas “cachetadas” y mis huevos golpeando su concha fue motivo para que se acabe larga e intensamente. Luego se acostó de espaldas sobre la cama y mientras me la cogía me preguntaba si me gustaba su cuerpo de pendejita. Afirmé que sí y me confesó que algunos hombres la buscaban para cogerla “porque tenían la fantasía de estar culeando una niñita”. La hice cabalgar un rato y mis manos cubrían todo su pecho, retorciéndole los pezones, cosa que le encantaba. En esa posición pude empezar a estimular el agujero de su culo, con movimientos circulares de mis dedos empapados con sus fluidos que caían por mis bolas. En cuanto pude colé un dedo para adentro y al rato otro más. Eso la dejó en llamas y le pedí sutilmente: ...
... “te quiero partir el culo”. Obedeció prontamente, sin cambiar de posición se metió la chota húmeda en su apretado culo y en unos pocos movimientos mi pija estaba siendo devorada por esa colita pequeña. Al rato se puso en cuatro en el borde de la cama y clavé mi pija en su culo en un solo movimiento. La posición de parado me favorecía para entrarle con fuerza y sin piedad, sosteniendo con mis manos sus caderas ante los embates de mi cuerpo. Cómo no podía ser de otra manera me vine adentro de su culo, estallando de leche su cavidad rectal. Exhaustos quedamos tendidos en la cama y luego de unos minutos ella entró en un sueño profundo mientras yo dormité un rato. El alcohol, la trasnochada y la cogida la dejaron agotada. Tuve que insistir para que se despabilara así podía despedirme. Me podría haber retirado sin despertarla, pero al verla en la cama, desnuda, había tenido una nueva erección y no quería quedarme así. Ella entendió la situación y me pajeó con sus manos y su boca hasta que le salpiqué el pecho, esparciendo el semen y limpiando sus dedos y mi pija con su lengua. Luego de unos besos profundos y calientes nos despedimos. ¡Siempre quedará en mi memoria la tremenda noche que pasé con aquella diminuta mujer!