Manolo, mi mujer y yo.
Fecha: 10/06/2018,
Categorías:
Primera Vez
Sexo en Grupo
Transexuales
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... alternativamente y luego se besaban entre ellas, y la visión de aquello me calentaba de tal manera que me acercaba irremediablemente al orgasmo. Después de unos cuantos cabeceos de una, y unos lengüetazos del otro supe que no iba a aguantar más. Con mis manos junté sus caras, y ambas con la boca abierta y la lengua fuera se dispusieron a aguardar mi corrida. Me pajeé durante unos segundos con todas mis fuerzas, y de golpe mis cojones estallaron llenando de caliente y espesa leche sus caras, sus bocas, sus pechos… Antes de que mi rabo recuperara la flacidez, con las últimas gotas de semen asomando por mi capullo, aquel travesti agarró mi pene entre sus manos y lo acogió en su boca. Acababa de correrme y ya me estaba exigiendo de nuevo. Su boca subiendo y bajando por mi polla pareció darme nuevos bríos, y mi pene volvía a estar duro. Aparté el pelo de su cara, y simulando una rubia coleta, lo sujeté en su nuca mientras empujaba su cabeza para que no dejara ni por un instante de comerme la polla. Sonia se incorporó, se alejó unos pasos y finalmente abandonó el salón. Tendría a Manolo un rato para mí solo. A esas alturas mi polla estaba más que convencida de las habilidades bucales de aquel travesti, y en su máximo esplendor, incansablemente, se colaba una y otra vez por la garganta de nuestro compañero de juegos. Mis manos retenían su cara contra mi vientre, podía sentir su caliente respiración salir por sus fosas nasales chocándose con mi piel, su boca tragándose mi rabo y su ...
... lengua aleteando en mi capullo. Aunque en la cercanía no quedasen dudas de sus rasgos masculinos, Manolo, Venus, o como diablos se llamase aquel travesti, la chupaba con una maestría que pocas mujeres habían alcanzado. Parecía que desprovisto de sus ropas de mujer, desnudo mostrando ese cuerpo tan extraño que lo mismo ofrecía la visión de un pecho demasiado turgente como la de un pene grande pero flácido, esa, chuparla con tantas ganas, fuera su manera de expresar su feminidad. Sus mamadas hablaban, y lo que me decían era: mira, no seré una mujer completa, pero en mi boca encontrarás el placer que ellas no son capaces de darte.Seguía concentrado en disfrutar de la mamada, en alargarla, en resistir los embates de su boca sabía e implacable, cuando vi aparecer a Sonia. Había aprovechado los pocos minutos de ausencia para lavarse, y traía consigo uno de sus consoladores sobre el que estaba vertiendo una considerable cantidad de lubricante. Era concretamente uno de cintura, uno de esos que se atan con unas correas alrededor de la cintura y dejan en la parte delantera una polla de plástico tiesa y apuntando al horizonte. Sonreí para mis adentros al conocer sus intenciones. De pronto me veía con dos travestis, uno con el pecho operado y un pene natural, y otra con un cuerpo totalmente femenino y una polla de quita y pon. Mi mujer empezó a acariciar a Manolo, que, concentrado como seguía en regalarme la mejor mamada posible, no era consciente de las aviesas intenciones de Sonia. Fue ...