1. Profesor enculado


    Fecha: 11/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: gordopilo, Fuente: CuentoRelatos

    ... entender que había visto más de lo que yo creía. Me sentí avergonzado, pero disimulé. Él no estaba muy seguro de saber qué era exactamente lo que asomaba entre mis nalgas e insistió en que le diese detalles. Le dije que le esperaba más tarde en mi habitación. Estaba yo muy azorado, pero decidí que más valía decir las cosas tal cual fueron y cuando llegó la hora que habíamos convenido le esperaba dispuesto a mostrarle la polla de goma. Cuando llegó, su curiosidad casi le impedía hablar. Le hice pasar y se sentó en la cama. Yo seguí en pie y le conté que el objeto que vio durante un instante era un objeto para mi placer. No le impresionó esto, casi parecía que se lo esperaba. Pidió que se lo enseñara. Aunque yo estaba decidido a hacerlo, me costó un poco. Pero al fin se lo enseñé.
    
    Cuando cogió ese tremendo pollón entre sus manos se quedó asombrado. Le parecía enorme. La verdad es que era uno de mis aparatos más grandes, de dos palmos de largo y tan grueso como mi brazo. No quedó contento con tenerlo en sus manos, sopesándolo y moviéndolo en el aire. Me miró con cara de pillo y me dijo que quería ver lo que hacía con él. A decir verdad, yo estaba bastante excitado y me dejé llevar. Le hice prometer que quedaría entre nosotros y me puse a la tarea. Me coloqué a más distancia de él y puse crema hidratante en el consolador. Lo unté bien y se lo di para que lo sujetara. Me puse de espaldas y me quité el pantalón de chándal que llevaba. Lo dejé con cuidado sobre una silla y me ...
    ... subí un poco la camiseta. Mi culo estaba al aire en toda su plenitud. Hizo un comentario sobre el tamaño y la blancura de mis nalgas y eso me animó aún más. Me acerqué a él caminando hacia atrás. Me dio unas palmaditas.
    
    Me agaché ligeramente y le dije que pasara el aparato por mi culo. Lo restregó por mi raja con poco acierto. Le dije que lo enfilara hacia el agujero y que lo metiera haciendo fuerza. Le costó varios intentos, hasta me hizo un poco de daño. Le dirigí la mano y al final lo consiguió. La sensación fue muy diferente de la que notaba cuando me lo metía yo. Aquello era mucho mejor. Me entusiasmó. Le hice sacarlo sin prisas y volverlo a meter. A la segunda vez le cogió el truco y comprendió que debía meterlo y sacarlo con ritmo. Las emboladas me hicieron sudar como un cerdo. El goce fue mayor de lo que nunca había sentido. Siguió con el dulce vaivén y poco a poco fuimos cambiando de posición. Yo me movía y él me seguía. Acabé tendido en la cama y él continuó, de vez en cuando el consolador se salía, pero él me lo volvía a meter. Me insultó llamándome gordo maricón y cosas similares y me dio varias palmadas sonoras, pero no paró de mover la polla de goma. Cuando me estaba deshaciendo, dejó de moverlo. Volví la cara y le vi masturbándose. La cabeza de su polla aparecía y desaparecía con rapidez y acabó eyaculando sobre mis nalgas. Cuando acabó le entraron las prisas, y en un suspiro salió de mi habitación. Me quedé rendido y confieso que llevé una mano a la mancha de ...