Diario de una chica trans: Abrirse a nuevas experiencias
Fecha: 30/09/2022,
Categorías:
Transexuales
Autor: Gitanilla, Fuente: CuentoRelatos
... ardiente.
Ni que decir tiene que mis braguitas, que apenas habían sido capaces de contener mi sexo excitado, hacían que nuestros sexos se apretujasen con fuerza, algo que a mí me hacía vibrar, pero que a él debía de volverle loco, pues si por un lado rozaba con mi piel desnuda, por otro le acariciaba la suave textura de mi ropa interior.
–Qué suave es –me dijo mientras se movía, buscando mis manos para entrelazar sus dedos con los míos –. ¿Estás depilada?
Me costaba pensar a causa del movimiento. Al principio nuestros sexos habían rozado el uno contra el otro, pero rápidamente habían empezado a humedecerse con las gotas que ambos destilaban, y que fueron facilitando los movimientos.
–Me he depilado para ti –le confesé–. ¿Te gusta?
Un gemido y un estremecimiento me indicaron que no era disgusto lo que sentía. Tras aquellas palabras, fueron más ruiditos y quejidos los que nos guiaron mientras continuamos explorando las posibilidades de aquel dulce juego, hasta que nuevamente sentimos que la ropa nos sobraba, y llegó mi turno de quedar completamente desnuda.
Mi compañero había mostrado tanto interés en mí, tanta entrega en sus besos y tal pasión en sus abrazos, que mi confianza en mí misma se vio incrementada. Fue por ello que al observar que la punta de mi sexo se hallaba totalmente empapada en mis propios jugos, decidí acercarla a la cabeza de su virilidad, aprovechando aquel lubricante natural para rozar ambos sexos en un delicioso masaje.
Él se dejó ...
... hacer, tumbándose mansamente y dejando que yo me colocara encima, continuando con aquel dulce choque de sexos, idénticos y al mismo tiempo tan diferentes: fuerte y masculino el suyo, vulnerable y femenino el mío. A punto estaba de dejar de lado todos mis miedos y pedirle que se introdujera dentro de mí, que me hiciera suya, que me despojara de aquella virginidad con la que cargaba… a punto estaba de decirlo, cuando la sola idea me llevó al culmen, y sin otro aviso que una mera contracción, mi sexo descargó una profusa carga sobre él, embadurnando completamente su masculinidad, pero salpicando también parte de su vientre.
–¡Mierda! –exclamé enfadada, en parte por haberle manchado, en parte por haber dejado escapar un orgasmo de una forma tan simple y rápida.
Él se rió mientras se incorporaba, y el volumen de su cuerpo, más grande que el mío, me hizo caer sobre la cama. Como mis erecciones nunca son grandes a causa de las hormonas, la eyaculación había hecho que mi sexo se replegara a un tamaño diminuto, pero eso pareció excitarle, pues comenzó a frotarse una vez más contra mi. Pareciera como si su poderoso miembro quisiera introducirse dentro del mío, y lo cierto es que no tenía nada claro qué era lo que intentaba hacer, en el caso de que realmente intentara algo y no estuviera cegado por la lujuria.
–¡Quiero acabar dentro de ti! –gimió, más una súplica desesperada que una orden.
–¡Hazlo! –le apremié.
Su masculinidad embistió entonces contra mí, pero con poco tino, ...