1. Conspiración en silencio


    Fecha: 14/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos

    ... las hojas del semanario en un gesto de desaprobación femenina. Pablo ya había presentado el torpedo de goma frente al agujero de mi tela, y Ana, cumpliendo con su solicitud, mostraba un interés especial en mantener mis piernas bien estiradas para exponer el orificio de mi vulva lo más abierta posible, aunque la tela impidiera la intrusión de prácticamente nada. Cuando percibíel intento frustrado de Pablo por insertar el mango africano de látex en mis entrañas, me recorriópor el cuerpo un ardor increíble que Ana supo reconocer enseguida y, mientras perseveraba en mi ofrecimiento frente a Pablo, usaba una de sus manos para seguir trabajándome los pezones y asegurarse que mi incomodidad inicial se transformara lentamente en puro deseo físico. Mi empalador gay continuaba embistiendo con cierta vehemencia pero sin resultado aparente contra mi tela forzada, y muy pronto comencéa sentir una sensación de virginidad exasperante. Es curioso cómo los intentos por insertarme a través de una brecha limitada me recordaba la primera vez que un tío forcejeaba en mi himen para romperlo. Era muy excitante sentir las acometidas de Pablo para ofrecerme placer, sabiendo que la barrera de tela ofrecía una resistencia tan semejante a un virgo femenino. Y el hecho de que un gay estuviera realizando ese trabajo era lo que a Ana le daba más morbo, y a mímás seguridad.
    
    Efectivamente, el chaval no mostraba ni el más mínimo interés sexual por lo que estaba haciendo. Se trataba más bien de un encargo, ...
    ... o un favor, que una clienta le había demandado. Pablo se limitaba a usar su supuesto talento de perforador contra mi cueva, intentando forzar una y otra vez el trapo que cuidaba de mi intimidad, ofreciendo siempre algo más de presión a cada intento, generándome un estado febril que muy pronto se manifestaría con un gemido propiciado por un incipiente placer que Ana tenía la suerte de disfrutar a su vera. La lucha era tan estimulante y provocadora que era imposible no manifestarla visualmente, y la tela de mi braga comenzaba a mostrar alrededor del agujero un anillo de humedad que iba creciendo a la par que mi propio ardor. "Tu amiga Eva se moja mucho más que tú", le desafióPablo a Ana, sin mostrar ni unápice de fervor. Suso marcóuna pausa repentina en sus inquietudes literarias y se acercóa la silla, gafas en mano, para confirmar que la sentencia de su amigo era cierta. Tan pronto como lo hubo corroborado volvióa sus quehaceres culturales.
    
    El remojo de la tela reblandecía el tope que Pablo llevaba trabajándose desde hacía ya un rato, y la sensación de que una polla monstruosa intentaba desgarrar mi sexo tanteando una y otra vez el orificio, hacía que mi excitación fuera en aumento y mis suspiros se acentuaran para deleite de mi amiga que, por supuesto, era consciente de lo que iba a pasar muy pronto. Mi pajeador no pretendía rendirse y, a cada empujón exigía más y más presión para intentar abrirse paso. Mis gemidos eran ya muy reales, me agarrélos pechos para acariciarlos ...