1. Pablo y la obsesión por las tetas de su madre


    Fecha: 20/10/2022, Categorías: Bisexuales Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... parecía tener miedo a romperlas.
    
    -Aprieta, hijo, aprieta.
    
    La polla de Pablo se puso cómo un palo.
    
    -¿Te gusta que te apriete las tetas, mamá?
    
    -Sí, hijo, mucho. Mamá está muy cachonda. Dile a Quique cuando lo veas que te dejé jugar con mis tetas.
    
    -Se lo diré cuando lo vaya a buscar. Está esperando en el monte. ¿Me dejas que te las chupe?
    
    -Te aprendiste bien el guion de ese pícaro.
    
    -Si, ese pícaro, cómo tú le llamas, es un buen maestro, se folló a casi todas las mujeres casadas de la aldea.
    
    -¡¿Qué?!
    
    -Lo que oyes. ¿Me dejas que te chupe las tetas?
    
    -Llevas tiempo deseándolo, ¿verdad?
    
    -Sí.
    
    -Lo sabía. Tardaste mucho en decidirte.
    
    -¿Debí pedirte antes que me dejaras tocártelas?.
    
    -Mucho antes. Una cosa iba a llevar a la otra.
    
    -Si, tú no quieres, no, madre.
    
    -Voy a querer, hijo, voy a querer. ¿Folla bien Quique?
    
    -Sí, folla, y come el coño cómo nadie.
    
    -¿Seguro qué es de fiar?
    
    Sí, pongo el culo en el fuego por él
    
    Matilda bajó la cremallera que tenía a la espalda. Bajó el vestido hasta la altura de la cintura. Quito el sujetador. Quedaron al descubierto dos melones con tremendas areolas marrones y gordos pezones. Pablo tenía delante la fruta prohibida de sus sueños. Su cara era de felicidad total.
    
    -¡Qué bonitas! -las palpó- ¡Qué suaves!
    
    Acarició y mamó dulcemente. Matilda se mojaba cada vez más. Al rató, acariciando el cabello de su hijo, le dijo:
    
    -Pellízca un pezón y chupa la otra teta.
    
    Pablo fue pellizcando y ...
    ... mamando, cada vez con más ansia, una teta. la otra... Matilda le cogió la polla a su hijo. Pablo, al sentir el contacto de la mano de su madre, se corrió, pero eso no fue lo asombroso, lo asombroso fue que, Matilda, al sentir la leche calentita en su mano y la boca de su hijo mamando las tetas, le dijo:
    
    -Mamá se va a correr, Pablito, mamá se va a correr. ¡¡Mamá se corre, Pablito!!
    
    Matilda, se corrió, eso sí, en silencio, solo la delataba el temblor de sus blancas y peludas piernas y sus ojos, ya que uno miraba para Barcelona y el otro para Orense.
    
    (Todo esto que pasó me lo contó Pablo al día siguiente)
    
    Cuando llegamos a casa de Pablo, Matilda, estaba vestida lavando unos cacharros cómo si nada hubiese pasado. Al vernos, secó las manos, y me dijo:
    
    -No quiero verte más con mi hijo. Eres una mala influencia.
    
    Un poco más le meto una hostia a Pablo que le dejo la boca del revés.
    
    -Cómo diga, señora Matilda.
    
    Me di la vuelta para salir de allí lo antes posible, cuando oí cómo me decía:
    
    -A no ser que lo que me dijo de ti no sea cierto.
    
    -No, si voy a acabar por partirle la cara.
    
    Se puso altiva.
    
    -¿A quién? ¿A mi hijo? Si un día le tocas te corto los huevos.
    
    -Pillado. ¿Qué le dijo?
    
    -Que comes el coño cómo nadie.
    
    -Le mintió. Lo como cómo yo solo.
    
    -¿Y follaste con la mayor parte de las mujeres casadas de la aldea?
    
    -Eso también es mentira.
    
    -¿Sí?
    
    -Sí, no follé ni a la mitad.
    
    -La tabernera te da el tabaco rubio, ha fiado. Siempre me ...
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