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Lucía: gordita y virgen
Fecha: 23/10/2022, Categorías: Hetero Autor: Eratostenes, Fuente: CuentoRelatos
... empecé a jugar con mi dedo índice de su pecho a su cuello mientras notaba como la respiración le hinchaba el pecho. Le quité la camiseta y ella se retiró el sostén. Me cabía la cabeza dentro de esas copas enormes. Miré para sus pezones y dirigí mi lengua. Primero rocé en círculos la aureola, sabiendo que ella deseaba que lamiera su pezón. Al poco lancé mi lengua y empecé a estimular su pezón rápido. Ella se movía y parecía que quería gemir, aunque no llegó a embelesarme con sus gritos. Yo quería más, pero sabía que era pronto. Me puse de pie y me quité la camiseta y el pantalón. Lucía se quedó mirándome el calzoncillo, pues mi pene marcaba mucho paquete. Me lo quité y mis 18 centímetros rebotaron un par de veces. Lucía se rio y me acerqué para quitarle los pantalones vaqueros. Se había puesto para la ocasión unas braguitas de encaje muy bonitas que olí en cuanto estuve en mis manos. Me tumbé a su lado de nuevo y llevé mi dedo medio a sus labios. Los acaricié y lo metí en su boca para humedecerlo bien. Bajé mi mano y empecé a estimular su clítoris. Ella seguía moviéndose, sin saber muy bien como gemir, mientras me agarraba la cabeza. Yo deseaba meterle el dedo, pero quería reservar ese coñito apretado para mi verga. Después de un buen rato jugando con su clítoris ella me mandó parar. Me tumbé boca arriba y ella se puso de rodillas a los pies de la cama. Me cogió la polla y se la llevó a la boca. Fue la mejor mamada de mi vida. Supongo que al ser virgen ...
... tenía miedo de hacerme daño. No noté los dientes nunca. Jugó con sus labios y su lengua hasta humedecerme toda la polla. Se la metió hasta el fondo varias veces sin tener ninguna arcada. -¿Seguro que eres virgen? Le pregunté alucinando por lo bien que me la estaba comiendo. Ella sonrió y siguió chupando, con fuerza, subiendo y bajando. Yo creo que lo disfrutaba ella más que yo. Lo digo porque la tuve que parar: necesitaba metérsela. Se puso boca arriba en la cama y fui hacia mi chaqueta a coger un preservativo. -No lo necesitas, tomo la píldora. Saber que iba a poder sentir completamente su coño me puso más cachondo aún. Me puse de rodillas frente a ella. El cipote me iba a explotar. Me agarré y la polla y metí la puntita despacio. Mi verga no es muy larga, pero mi cipote hinchado es muy grueso. Ella me puso la mano derecha en los abdominales y me pidió que fuera despacio. Le hice caso y empecé a metérsela muy suavemente. Poco a poco aumenté la intensidad. A ella le gustaba y empezaba a gemir bajito, como si le diera vergüenza escucharse a sí misma. Seguí follándomela con mucho cuidado hasta que me corrí. Hacía tiempo que no echaba tanto semen. Recuerdo agarrarme la polla para quitarla y verla llena de sangre. No me dio asco, si no que me sentí orgulloso de portarla. Que idiotas todos los tíos que habían rechazado a Lucía por su peso. Ella se levantó de la cama y le di un beso, antes de ir al baño juntos a ducharnos. Recuerdo el agua cayendo por sus ...