La locura de mi tía
Fecha: 15/06/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Nike, Fuente: CuentoRelatos
... miembro ya duro y empezó a apuntarlo hacia su vagina… no tardó en encontrar el agujero y en un momento se había tragado mi nabo entero. Empezó a mover las caderas y así estuvimos un rato con el metisaca.
Cuando se cansó, se dio la vuelta, se acostó de espaldas sobre mí y, para mi sorpresa, apuntó mi polla a su ano. Descubrí que era virgen porque no se metió toda la tranca de golpe, sino que se la introdujo suavemente… Yo podía sentir cómo hacía fuerza y se introducía mi tranca poco a poco hasta que le entró del todo, y entonces me pidió que bombeara. Así lo hice, y sus gemidos pasaron a ser casi gritos de placer pidiéndome que me la follara, que la jodiera y que se la metiera hasta el fondo, levantó las piernas y se las agarró mientras yo seguía empujando.
Al final la avisé de que estaba a punto de correrme, así que se la sacó rápidamente y me pidió que me corriera en su cara; Se arrodillo mientras yo me levantaba rápidamente y con su carita maquillada pegada a mi pierna solté sobre ella varios chorros de leche que cayeron sobre su cara, su pelo y su boca, que no cerró en ningún momento. Al acabar, me deleitó metiéndose mi polla en la boca y limpiando con su lengua los restos de semen que había en ella.
Seguidamente me reclamó que ella aún no se había corrido, y le pregunté qué se le ofrecía que le hiciera. Sonriendo de forma traviesa se echó sobre la cama, abrió un cajón de la mesita y de él sacó un consolador.
—Quiero que me folles con esto.
Yo sonreí y ...
... tomé el aparato con mis manos mientras ella se acomodaba.
—¿Dónde lo quieres? —Le pregunté.
—De momento en el coño, luego ya veremos.
Escupí sobre el consolador, que imitaba la forma y el color de una polla de verdad ligeramente más grande que la mía. Cuando ella se abrió nuevamente de piernas me eché entre ellas, apoyé mi cabeza en uno de sus muslos muy cerca de su vagina, y con mucha lentitud procedí a penetrarla con aquel juguete mientras observaba cómo se introducía lentamente dentro de ella. Empecé un lento metesaca con el consolador, que fui acelerando a medida que los gemidos de ella aumentaban de volumen hasta que al final entre unos espasmos increíbles, se corrió.
Se quedó echada sobre la cama, extenuada, mientras yo me levantaba y me sentaba a su lado. Al cabo de un minuto más o menos, me dijo con una sonrisa:
—Me has destrozado, cabrón.
Yo me incliné, tiré de su sostén dejando una de sus tetas al aire y besé su pezón.
—Tú también has estado muy bien.
—¿Crees que soy una viciosa?
La pregunta me pilló un poco desprevenido, por lo que traté de salirme por la tangente.
—¿A ti te gustaría serlo?
Ella respondió dibujando una sonrisa en su cara que yo interpreté como un sí.
—Eres muy viciosa —le respondí.
Como respuesta se incorporó y con los labios aún manchados de semen me dio un beso en los labios, me miró durante unos segundos y como tratando de poner fin al asunto se levantó.
—Bueno… voy al lavabo rápido, que tengo que hacer ...