Amor a primer olor
Fecha: 09/11/2022,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Era el último paciente del día, un hombre que se había hecho daño en el tobillo.
-Buenos días.
-Hola, buenos días.
-Dígame, ¿qué es lo que le ocurre?
-Me he dado un golpe en el tobillo y ahora me duele y lo tengo un poco hinchado.
-Vale. Siéntese ahí y descálcese, por favor.
Se sentó y se descalzó. Cuando le miré el pie me sorprendí un poco pues no esperaba encontrarme con uno tan bonito. Nunca me había fijado de esa manera en los pies de nadie, pero este tenía algo especial. Como digo, yo misma me vi sorprendida de encontrar belleza en él. Me arrodillé para examinarlo y entonces me llegó el olor. ¡Y qué olor! Era tan intenso que me echaba para atrás, pero al mismo tiempo sentí que quería más y más. Al principio me avergonzaba pensar que me pudiese estar gustando y no quería reconocerlo. Cuando lo agarré con la mano una agradable sensación recorrió todo mi cuerpo. ¿Era excitación? No, ni hablar, eso era imposible. Pero aunque me resistía a admitirlo seguía acariciándolo. Intenté centrarme en mi trabajo para terminar cuanto antes y olvidar todo esto. Cuando había comprobado que no tenía nada grave, sin darme cuenta volví a acariciarlo de nuevo. ¿Qué me estaba pasando? Se estaba haciendo evidente. Y entonces no pude evitar sucumbir a la tentación: posé mi nariz, cerré los ojos y aspiré con fuerza. ¡Dios, cómo podía oler tan bien! Despertaba en mí los instintos más bajos y me impulsaba a hacer lo que nunca habría imaginado. No podía seguir engañándome: me ...
... encantaba ese pie y me encantaba su olor. Se me escapó un suspiro de placer y abrí los ojos. Volví al mundo real, del que me había ido unos segundos, y descubrí que me estaba mirando. Quería que me tragase la tierra. No recuerdo haber pasado en mi vida tanta vergüenza. Quería salir de allí, irme a casa y olvidar.
-Eh, ah, sí, el tobillo está bien. Sólo tiene un pequeño golpe que se curará solo.
Habiendo dicho esto ya no tenía sentido que el pie siguiera entre mis manos, así que me dispuse a soltarlo. Pero no pude. Algo dentro de mí se aferraba a él con todas las fuerzas.
-Emmm, esto... Me preguntaba si podría... ¿Puedo... puedo olerte el pie?
No sé por qué dije eso. Bueno, sí lo sé. En esos momentos estaba completamente hechizada. ¿Qué importaba ya la vergüenza? Lo único que importaba era seguir disfrutando de ese pie, todo lo demás se había vuelto secundario. Él se extrañó con la pregunta e incluso soltó una pequeña carcajada, pero sorprendentemente dijo que sí.
-Está bien.
Cuando escuché las palabras mágicas me lancé rápidamente y enterré la cara en la planta. Empecé a oler como si en lugar de oxígeno necesitase su olor. Quería llenar mis pulmones al máximo con lo que emanase de él. Intenté meterme los dedos por las fosas nasales, pero por más que apretaba no conseguían entrar. Maldije tener una nariz tan pequeña. Seguí oliendo por la planta, y cuanto más olía, más quería. Hasta que llegó el momento en el que ya no sólo quería olerlo. Abrí la boca y le di una ...