VOLVER A ENCONTRARLA
Fecha: 16/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues
VOLVER A ENCONTRARLA Hacía unas semanas que Edgardo había regresado a su ciudad natal después de diez años en el extranjero, era como empezar de nuevo, la familia, los amigos, el barrio. Comparar las fotos que tenía en su mente con las imágenes que ahora veía era inevitable, la plaza de su infancia había sido reemplazada por un complejo habitacional, el bar de la esquina donde se juntaba con los muchachos había sido demolido y su escuela primaria estaba para su pesar en la mismas condiciones que tiempo atrás, solo que con más años encima. El árbol frente a su casa, donde se había apretado a la primera minita y fue testigo de su primer beso había sido cortado de raíz, los antiguos faros de la calle habían sido reemplazados por potentes reflectores y la vieja calle de tierra ahora estaba pavimentada. Y si la ciudad estaba cambiada, que decir de las personas, de sus afectos, el ‘pelado’ Peralta estaba más pelado, el flaco Rodriguez había olvidado sus ideales socialistas y ahora era un capitalista avaro y la bebota Nazarena que enloquecía a los hombres estaba redonda como una pelota. El viejo José parecía conservarse en formol, aun se ganaba los pesos con la granja y los hijos de Luque atendían la pizzería de su padre, quien disfrutaba sus últimos años de vida con sus nietos. Y porque no recordar también a aquellos que habían partido dejando este mundo, algunos previsibles, otros por sorpresa. Así, Edgardo se pasaba los días comparando el antes con el ahora, el si tenía ...
... verdadera dimensión de cómo había pasado el tiempo. Esa mañana estaba sentado en el bar, a unas cuadras de su casa, leía tranquilamente el periódico mientras disfrutaba un café cortado, la gente y los coches pasaban sin ton ni son, de repente sus ojos se posaron en una cupé importada, negra, brillante, imponente que estacionaba a metros de donde estaba, que auto! pensó. Luego sus ojos se fijaron en la conductora, una rubia platinada bajó del vehículo, con grandes gafas, vistiendo ropas finas, carísimas y una cartera en puro cuero de cocodrilo, era imposible no mirar con semejante coche y semejante mujer… Ella pasó a su lado, fue hasta la barra, hizo un pedido y se sentó cerca de donde estaba. Pasaron unos minutos, se percató que la joven lo miraba con insistencia para finalmente dirigirse a su mesa y preguntarle: Perdón, vos sos… Edgardo? El hijo de Cristina… Si… y vos…. ? Respondió un tanto sorprendido, no recordaba esa mujer, ella sacó entonces sus gafas y sonriendo le contestó: Soy yo!!! Antonella! Me vas a decir que no te acuerdas de mí!!!! Como olvidarla! a su mente llegaron rápidamente las imágenes de esa joven, solo que estaba cambiada, ya no era morocha, ya no tenía esa nariz prominente y por sobre todo ya no era una chica humilde. Estuvieron hablando un buen rato, se enteró que era la feliz esposa de ese ricachón del que años atrás le habían hecho la despedida de solteros, y que seguía tan puta como de costumbre, al tiempo ella se excusó diciendo que debía retirar a su hijo ...