-
La terapia de la rosa roja
Fecha: 20/12/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Katherine, estaba sentada en su escritorio esperando a su próximo paciente; al igual que cada día. Este era un día común y corriente, nada fuera de la rutinaria vida de madre soltera y sexóloga profesional. Cada cierto tiempo miraba la fotografía de sus hijos extrañándolos y auto convenciéndose de que las extenuantes horas de trabajo que tenía a diario le darían la oportunidad de convertirlos en grandes eminencias. Como toda madre su vida se centraba en ellos. Casi no tenía vida social y sus mejores amigos se encontraban al otro lado de una pantalla de celular. Aunque era una mujer muy hermosa, ella se concentraba más en alcanzar sus metas que en fijarse en los cientos de hombres que volteaban a observarla cada vez que se cruzaban con su escultural figura femenina. Ese día hacia más calor de lo habitual, y ella decidió ponerse una camisa blanca y una falda negra que le llegaba hasta las rodillas. Como toda mujer conocedora de sus encantos, su ropa interior era de Victoria´s Secret; un juego de encajes negro lo suficientemente fino para que no se notase por encima de su ropa. Su consultorio estaba repleto de muebles que utilizaba en sus terapias y consultas sobre la vida sexual de sus pacientes. La iluminación era bastante escasa y casi de penumbra, con esto ella conseguía que sus pacientes, que habitualmente eran matrimonios; se sintiesen en total intimidad y seguridad. Era una maestra en todas las artes amatorias, llena de seguridad y conocedora del poder que ejercía ...
... sobre los hombres. Pero antes que nada era también la mejor profesional del sexo de toda la ciudad. Su belleza no era un impedimento para el desarrollo de su labor; todo lo contrario ayudaba a florecer las más íntimas fantasías sexuales tanto en hombres como en mujeres. Tenía ojos rasgados y de un color marrón oscuro, eran hipnóticos. Su piel canela perfilada y coloreada por el fuerte sol veraniego era muy exótica y sensual. Pero sus labios, guau esos labios carnosos, tan rojos que no necesitaban de ningún maquillaje para verse sexis; esos labios diría con total seguridad que los hizo el mismo Dios en persona el día que ella nació. Mirarla de frente era como encontrarse con una mezcla perfecta entre ternura y fiereza; entre inocencia y sexualidad. Y todo esto era casi divino cuando lo juntabas con su cuerpo. Pechos firmes y perfectos, cintura fina ideal para ser rodeada por los brazos de un hombre. Pero lo más impactante era un perfecto trasero seguido por unas piernas tan firmes y exuberantes como las columnatas de Palmira. Era imposible cruzarse con ella y no tener deseos de desnudarla y tener sexo con ella hasta el desmayo. Ya eran las seis de la tarde, Katherine esperaba a su último paciente, el edificio de oficinas se había quedado vacío desde hacía más de media hora; pero este hombre era la primera vez que acudía y merecía la pena esperar. Se escuchó el fuerte ruido de una moto Harley Davison acercarse a la puerta del edificio. Pocos segundos después tres golpes ...