1. Una amiga llamada Paz


    Fecha: 18/06/2018, Categorías: Gays Autor: Punk777, Fuente: CuentoRelatos

    Su nombre es Paz. Tiene 25 años y es la dueña de una de mis fantasías más calientes.
    
    Es medio rubia y tiene una cara de inocente, que todo lo que dice, te lo crees. La conocí porque es amiga de mi hermana, con la que está más unida. Su cuerpo me mata.Con unas tetas como en la mitad, no son muy grandes, pero no son pequeñas. Son un poco separadas y se mueven cuando camina. Su cintura es chiquita, parece un reloj de arena, pero su cadera y su culo son grandes. Es lo primero que ven todos los hombres. La mirada va directo a su parte trasera
    
    No es raro que yo le coqueteé. Es bonita. No puedo evitarlo.
    
    Ahora viene la fantasía:
    
    Aprovechando el hecho de que mi familia es dueña de una casa de campo, mi hermana decidí invitarla. Su familia también tiene una no muy lejos de allí.
    
    El sol se impone y Paz quiere asolearse. Yo no dejo de ver cómo es su aspecto en bikini. Con una cintura que parece una avispa, y con un culo que me hace desviar la mirada, me pone a cien. Me está empezando a dar una erección dentro de mi pantaloneta.
    
    Ella me mira y no sé si nota como estoy. Con su tono de niña buena me llama a su lado.
    
    —A.… vienes por favor.
    
    Yo corro a su lado. Me doy cuenta que necesita algo. No es que le ponga bronceador. Lo que necesita es compañía.
    
    —¿Te metes a la piscina conmigo? —Pone su voz de coqueta, no la resisto.
    
    Yo asiento como un tonto. Se levanta contoneando su culo. Ella lo sabe, sabe que me pone a cien y me hace sufrir.
    
    Su cuerpo toca el agua. ...
    ... Me hace un gesto y yo me meto con ella.
    
    Me acorrala en la esquina, su cuerpo está más cerca. Sus piernas rozan mi entrepierna. Puedo sentir sus muslos acariciando la punta de mi pene. No quiero que acabe. Solo estamos ella y yo.
    
    Paz sabe lo que quiero, y se nota que ella también lo quiere. Nuestros labios se tocan. Un beso fresco y largo. Ella juega con su lengua dentro de mi boca.
    
    Mis manos buscan su cuerpo; primero la espalda, luego su parte baja. Me encuentro con sus caderas. Me deslizo hasta su culo. Sus dos grandes y redonda nalgas casi al desnudo. Las agarro fuerte. Siento el agua y su piel en la punta de mis dedos.
    
    Ella tampoco se queda quieta. De igual forma, busca mi cuerpo. Me acaricia el pene sobre la pantaloneta. Me roza la gran erección que ya no se puede disimular. Frena en seco y saca su lengua de mi boca.
    
    —Aqui no, guapo —susurra a mi oído—, fuera, en el pasto.
    
    Salimos de la piscina, ella está mojada (en todos los sentidos de la palabra). Me acuesta en el pasto con un leve empujón. Se arrodilla. Puedo ver sus tetas dentro del top del bikini. Tiene un lunar sobre el pecho izquierdo.
    
    Me baja la pantaloneta, me la quita y la tira un lado. Mi pene ahora es libre. Con un tamaño promedio no me considero mal dotado. Me acaricia la cabeza. Agarra con su mano el tronco de mi erecta verga. Me masturba lento, suave. Empieza a subir el ritmo, pero no lo suficiente para que yo me corra.
    
    Suelta mi verga y me obliga a ponerme a su mismo nivel. Me coge ...
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