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Zorreando con mis compañeros de trabajo
Fecha: 03/01/2023, Categorías: Sexo oral Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Arturo era el encargado de enseñarme cómo iba el programa informático que se usaba en la nueva empresa en la que había empezado a trabajar hacía dos semanas. Tengo que admitir que la informática y yo no somos especialmente amigas, por lo que al pobre hombre le tocó armarse de paciencia para no estrangularme con el cable del ratón a la hora de enseñarme comandos básicos. Pero noté que a diferencia de los demás, él mostraba un especial interés en mí. No desaprovechaba ocasión para picarme, hacía comentarios irónicos para hacerme saltar y que le soltase la primera bordería que se me pasara por la cabeza en ese momento. También procuraba sentarse cerca de mí, si podía rozaba su rodilla con la mía, me miraba el escote con frecuencia y no desperdiciaba la oportunidad de recorrerme el cuerpo con la mirada siempre que podía. Al principio no le di demasiada importancia. Incluso por un tiempo me convencí de que todo estaba en mi cabeza y que no eran más que ilusiones mías. Pero un día recibí un email suyo que me sacó de toda duda. Básicamente me decía que el vestido que había elegido ese día era muy bonito y me resaltaba las piernas. Me puse nerviosa. Noté cómo el calor me subía a las mejillas y se me alteraba la respiración. Una cosa es intuir que un hombre te encuentra atractiva y otra es que lo demuestre. Pero no sabía qué pensar. Los dos estábamos casados, y él era un orgulloso padre de familia, lo que me desconcertó más aún. Además yo estaba convencida de que no había hecho ...
... nada para alentarle de ningún modo, por lo que llegué a la conclusión de que ese comentario no iba dirigido a mí y borré el email. Tampoco iba a hacer una montaña de un grano de arena… Ese día había quedado para comer con una compañera que llevaba más tiempo que yo en la compañía y traté de sonsacarle toda la información que pude sobre Arturo. Estaba muy intrigada. Y celosa. Le pregunté por su familia, cuánto llevaba trabajando allí, con quién solía relacionarse… pero todas las respuestas que ella me daba le hacían quedar como el hombre perfecto, y no como el hombre que piropeaba con intenciones poco claras a una mujer que no era su esposa. Pero cuando volví de comer tenía otro email suyo en el que se disculpaba por el atrevimiento y esperaba no haberme ofendido. También lo borré. No sabía qué responderle. Eso no era un error. Deseé que la hora que quedaba para acabar la jornada pasase lo más rápido posible. Por suerte, mi horario era diferente al resto de mis compañeros de departamento. Yo entraba dos horas más tarde que el resto, por lo que él siempre salía dos horas antes que yo, lo que me daba tiempo a estar a sola y aclarar las ideas. Esto se lo tenía que contar a mi marido y al mismo tiempo no quería enrarecer el ambiente en la empresa donde estaba muy a gusto. Estaba hecha un verdadero lío. Llegué a casa hecha un manojo de nervios. No sabía por donde empezar a contarle la historia a mi marido. No quería que se llevase una impresión equivocada y que empezase a ...