Zorreando con mis compañeros de trabajo
Fecha: 03/01/2023,
Categorías:
Sexo oral
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... darle vueltas a la cabeza y ver fantasmas donde no los había. Lo último que deseaba era tener problemas con él, pero para mí sorpresa, cuando acabé de contarle lo que había ocurrido, me confesó que una de sus fantasías era saber que zorreaba por ahí. Me explicó que llevaba mucho tiempo queriendo pedirme que calentase a otros hombres, aunque era reticente a que me acostase con ellos. Demasiada información en demasiado poco tiempo. Llevábamos 13 años juntos y ahora me soltaba eso. Me costó un rato asimilar lo que me estaba diciendo y tratar de comprender las implicaciones que ese comportamiento por mi parte podría tener en nuestra relación, pero recordé el picor que sentí en la nuca cuando pensé que Arturo estaba piropeando a otra y no pude evitar pensar que si a mi marido no le importaba que tonteara con otros y si la situación se daba… podía intentar salir de mi zona de confort y tratar de pasármelo bien probando cosas nuevas. Tampoco pude evitar preguntarme si mi marido hacía eso mismo con otras, pero preferí no seguir por ese camino.
A la mañana siguiente me moría de vergüenza. No sabía cómo comportarme con Arturo, no había respondido a sus emails ni le había dirigido la palabra en todo el día, así que me había convencido de que con él no iba a pasar nada, de que esa puerta se había cerrado. Pero me daba igual, lo importante era saber a partir de ahora tenía vía libre para explorar. Entré en la oficina dando los buenos días sin mirar a nadie en particular y encendí el ...
... ordenador. No había terminado de conectarme cuando me entró otro email suyo. Por favor no te enfades conmigo, tu silencio me mata decía. Esta vez le respondí. Le expliqué que me había pillado por sorpresa y le conté una mentirijilla, le dije que como el día anterior había tenido mucho trabajo había visto el email a última hora. Y eso sirvió para pasarnos el día enviándonos correos como dos colegiales.
Durante los días siguientes el tono de las conversaciones se puso más caliente. Nos explicábamos nuestras fantasías, nos enviábamos fotos desnudos, nos decíamos guarradas… Todavía no reunía el valor para pedirle que me dejara hacerle una mamada, pero no podía tardar. Me moría de ganas de tocarle y comerme esa enorme polla que había visto en tantas fotos, pero no estaba segura de poder parar ahí porque lo que de verdad deseaba era que me pusiera a cuatro patas y me hiciera jadear como una perra.
Fue él quien pidió dar un paso más allá. Por supuesto vía email, me dijo que necesitaba jugar con mis pezones y al leerlo estuve a punto de correrme. Decidimos que al día siguiente él pondría cualquier excusa para quedarse un rato más por la tarde y ver qué pasaba. Dicho y hecho. Después de que todos se hubieran ido, fui al baño de la planta de arriba, que estaba vacía, y esperé a que Arturo llegara. Oí sus pasos y se me aceleró el corazón, sabía que esa tarde me iba a ir a casa con el sabor de Arturo en la boca y que luego me follaría a mi marido mientras le contaba lo caliente que ...