1. Saliendo del closet como travesti


    Fecha: 04/01/2023, Categorías: Transexuales Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos

    Finalmente llegó ese día en el que, sí o sí, iría a un lugar completamente público. Me había preparado para este momento por meses: vestuario, maquillajes, tacos, y claro, mi rico ano. Ya había tenido suficiente mirándome en el espejo por horas, para luego terminar con un par de dildos clavados en mi huequito trasero. Me había dado varias vueltas nocturnas por el vecindario. Ahora quería más. Quería ser vista, quería atraer hombres, ver si podía seducirlos. Simplemente quería salir del closet.
    
    Así que llegó ese momento. Había tomado la decisión. Preparé todo mi atuendo – aún era verano así que podía ir bastante ligera de ropas; como siempre, me puse una de mis casi 20 minifaldas que tenía en el closet. Seleccioné una tipo colegiala, con cuadrados rojo y negro y repliegues, cortita; algo “cute” y sexy; además iría con una blusa blanca, pegadita. Empecé a prepararme temprano, como a las 6, claro, con un baño de espuma perfumado a bebé, depilación, incluyendo “allá abajo” (¡ambos lados!). Me tomé todo el tiempo necesario para quedar lo más sexy posible, fijándome hasta el último detalle, después de todo, este era mi gran debut.
    
    Como a las 10.30 PM ya estaba completamente lista. Me había mirado al espejo al menos cien veces – no quería dejar pasar nada; parada frente al espejo solo pensaba “Dios, me veo tan rica que hasta yo me cogería”. Como era ya usual, me tomé un par de copas de vino tinto antes de salir, para anular la ansiedad. Agarré las llaves del auto y me dije, ...
    ... “fuck it, vámonos”. Era ahora o nunca. Conduje hasta el centro pensando cómo sería mi entrada, cómo caminaría, qué diría. Al llegar me di con mi primera sorpresa: ¡no había estacionamiento cerca de la discoteca! El problema es que esta no era una calle desolada de mi vecindario, era el centro, con mucha iluminación y mucha gente por las calles, después de todo, era sábado en la noche. Lo pensé dos veces, ¿salgo o no salgo? Ya estaba allí así nuevamente me dije “fuck it, vamos”. Agarré mi cartera (con condones adentro por si acaso) y lo único que se me ocurrió fue caminar a paso apresurado, sin mirar a nadie hasta llegar a la puerta. Lo había logrado. Pagué mi entrada (la cajera tenía un escote y unas tetas envidiables) y ahora sí, estaba dentro – me sentía a salvo.
    
    El interior de la discoteca era una locura: luces, música a todo volumen, piso iluminado, y gente de TODO tipo: crossdressers, drag queens, gays, algunas mujerzuelas, y claro “gente normal” – era totalmente ecléctico. Traté de adaptarme lo más rápidamente posible; era nueva pero no quería que la gente se diera cuenta de eso tan fácilmente, así que con toda confianza me dirigí al bar, a tomar unos tragos. No tenía mucho interés en bailar (apenas lo hago), sino en ser vista en público, hablar con extraños como Claudia, y quién sabe, quizá hacer alguna travesura.
    
    Al cabo de casi una hora en el lugar, y luego de algunos tragos, ya me sentía más “relajada” y a tono con las circunstancias y el lugar. Varios hombres ...
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