1. Saliendo del closet como travesti


    Fecha: 04/01/2023, Categorías: Transexuales Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos

    ... se me habían acercado a charlar conmigo, algunos dándome una ligera caricia en los muslos… hum… se sentía tan bien ser tratada como una chica. El lugar tenía una especie de mezzanine que bordeaba toda la pista de baile, de modo que se podía ver a todos en el primer nivel. Me fui allí, recostada sobre la baranda de aluminio mirando a los que bailaban. No pasó mucho tiempo hasta que de pronto un tipo se puso detrás de mí con sus brazos alrededor de mi cintura, como si me conociera, y entonces apretó su pelvis contra mi redondo trasero. De inmediato sentí una verga dura entre mis dos nalgas. Al inicio me sorprendió, pero sabía (y quería) que eso pasaría, así que no hice escándalo alguno, simplemente empujé mi trasero hacía atrás, para sentir la dureza de su verga; lo miré y solo le di una sonrisa de niña mala. El tipo, bien parecido, se dedicó a masajear su carne dura contra mi trasero por unos diez minutos; luego me dio un beso en la mejilla y se fue ¡Wow! ¡Estaba empezando a convertirme en una mujer fácil! Alguien me había usado para complacerse sexualmente. Eso me hizo sentir súper bien ya que me hizo notar que era lo suficientemente atractiva para causar una erección a un hombre. Esa noche, él no fue el único.
    
    Con más alcohol en la cabeza, empecé a tomar más riesgos. El lugar estaba lleno de esquinas escondidas y oscuras… fabuloso. Me busqué un sofá en una de esas esquinas, crucé las piernas, exponiendo mis muslos y mis portaligas (toda una zorra), un trago en la mano y ...
    ... listo, sin siquiera pedirlo, fueron cayendo como moscas. Es increíble lo fácil que son los hombres y lo poderosa que es una mujer sexy. Venían, fingían conversar de algo trivial (yo les seguía el juego) y en menos de diez minutos, mi mano terminaba dentro de su pantalón, cogiendo sus vergas; quizá por el alcohol en mi cabeza ni lo pensaba dos veces cuando uno que otro tipo me pedía una masturbada; creo, no estoy segura, que hice que al menos cuatro tipos terminaron vaciándose en mi mano o sus pantalones…era un roche para ellos pero yo me estaba divirtiendo. Empezaba así a experimentar lo que era tener una verga dura entre tus manos (claro, una que no sea la tuya)… sentía delicioso… era tan rico apretarla, correrla, masajearla, para que al final, sientas ese líquido resbaloso y pegajoso entre tus dedos. ¿Por qué me demoré tanto en hacer esto? Me pregunté.
    
    Esa noche me fui a casa victoriosa. La experiencia había sido un éxito total y tenía que repetirse; de pronto durante la semana esperaba con ansías que sea sábado; ya no era suficiente vestirme en casa para mirarme al espejo, o masturbarme con un dildo gigante metido hasta la base; ahora era otra: mi transformación en Claudia la puta (Claudia Hooker) había empezado e iba a una velocidad de auto de carrera; las faldas se volvían más cortas, los tops más cortos, las medias cambiaron a medias de puta – esas tipo red, el maquillaje y los accesorios también.
    
    En las siguientes visitas a la discoteca (la misma de siempre), me ...