1. Sábado de Gloria


    Fecha: 09/01/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando te conocí estabas preñada, esperando a tu segundo hijo, ahora han pasado varios años de eso y desde entonces te he dicho de muchas formas que me gustas. Son tres cosas las que más me atraen de ti: tus dos tetas cuyo volumen y consistencia me parecen irresistibles y tu boca de labios carnosos que deben dar unos besos deliciosos y unas chupadas adorables. “Mejor cambiamos de tema porque éste nos lleva a terrenos resbaladizos en los que podríamos caer...” dijiste una vez que te mencionaba estas tres cosas que más me gustan de ti.
    
    Hoy hemos resbalado. Lo pensaste varias veces, aún a sabiendas de que tus hijos acompañarían a tu esposo en el viaje que haría en Semana Santa para ver a unos familiares en una lejana localidad y por razones de trabajo te quedarías en la ciudad. Dejaste descolgado el teléfono de la casa y tomaste tu celular por si te hablaban. Casi al ponerse el sol, saliste a la avenida principal y tomaste un taxi para ir al edificio de oficinas públicas que está en uno de los fraccionamientos alejados del centro y que, por ser sábado, está desierto. Yo veía cada auto de alquiler que pasaba hasta que llegó el que te traía. Bajaste, esperaste a que se retirara y caminaste hasta donde estaba mi carro. Te abrí la puerta para que subieras, quise darte un beso y lo impediste, “Espera a que estemos solos”, dijiste. No quise insistir, lo único que se veía eran pocos autos circulando ya con las luces encendidas.
    
    —¿Quieres ir a algún lugar en especial?
    
    —A donde ...
    ... tú hayas escogido para que nadie nos vea.
    
    Enfilo hacia el otro extremo de la ciudad y llegamos al motel que había elegido.
    
    —Se nota que conoces bien estos lugares... —me dices en tono de reclamo y burla, una vez que de la bocina escuchamos el número de la habitación que nos asignaron y dirijo el auto en la única senda posible.
    
    Llegamos al estacionamiento de la habitación. Cierro la puerta y te ayudo a bajar. Miras recelosa hacia todas partes, temiendo que alguien pudriera descubrirnos y entras apresurada al interior de la habitación. Adentro inspeccionamos la habitación y el baño. Nos sentamos en la cama e iniciamos los arrumacos. Al besarte te obligo a que te acuestes. Pero al separar nuestras bocas me dices que espere y te levantas para ir al baño. Cuando regresas continuamos abrazándonos y besándonos de pie en tanto que empiezo a desnudarte.
    
    —Tus ubres se ven hermosas, Vaquita… —digo al quitarte el brasier y me pongo a chuparlas.
    
    Cuando te vuelvo a besar, tú me desabotonas la camisa y me la quitas; me quitas también la camiseta y me abrazas para que sienta la tibieza y suavidad de tu pecho. En el abrazo, quito el broche de tu falda y bajo la cremallera para que caiga al piso.
    
    —¿Ah, sí? —dices y comienzas a quitarme el cinturón para bajarme los pantalones.
    
    Cada quien se quita lo que falta y acomoda su ropa sobre los brazos y respaldo del sillón. Quedamos desnudos frente a frente, admirando nuestros cuerpos. Te abrazo por atrás y restriego mi pene en tus ...
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