1. Por no pagar la cuenta


    Fecha: 18/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... el tronco con menos fastidio, mientras doña Teresa empezaba a gemir, a subir y a bajar las caderas como haciéndome el amor y a pedir que le hiciera más rápido, alabándome por lo bien que lo hacía. En una de esas chupadas, por lo resbaloso que estaba el miembro y por el ritmo que había cogido doña Teresa, la verga se me salió de la boca y aterrado pude observar que había alcanzado unas dimensiones respetables, fácilmente veinte centímetros de dura y brillante carne. Ella me gritó que no lo sacara, porque me volvería a pegar.
    
    Debo reconocer que para ese momento me encontraba muy arrecho, deseando recibir la que suponía iba a ser una descarga de semen para ver qué se sentía, por lo que continué chupando y chupando, ensalivando por completo el duro y cada vez más hinchado miembro, que derramaba líquidos como una fuente, mientras que el ritmo de doña Teresa se hacía vertiginoso. Mis sorpresas no paraban ahí, ya que en lo mejor de la mamada me encontraba cuando pude observar unas pequeñas bolas en la base del miembro, muy cerca de una raja, que imagino debía ser la vagina de doña Teresa por cuanto de allí salía un flujo grueso, pegajoso y bastante oloroso. La mamada debía llevar unos diez o quince minutos, cuando de pronto noté cómo las pequeñas bolas de doña Teresa comenzaban a encogerse y estirarse y escuché un grito fuerte, AHORAAAA, al tiempo que doña Teresa me agarraba la cabeza con ambas manos y me clavaba el miembro hasta el fondo de la garganta. Empezó con un pequeño ...
    ... chorrito hirviendo, que quemaba como fuego líquido y de pronto, sin previo aviso, su caliente apéndice comenzó a hincharse y a eruptar semen como un verdadero volcán, que yo tragaba y tragaba sin parar para no ahogarme, hasta que fue tan abundante la catarata en que se había convertido su venida que comenzó a salirme por la comisura de los labios, empapándome las mejillas y escurriéndome hasta el cuello. Poco a poco, después de un largo minuto, doña Teresa comenzó a calmarse hasta que me sacó el flácido miembro de la boca y se inclinó, dándome un corto beso, saboreando los restos de su espesa y copiosa venida.
    
    Con un tono más amable me dijo: lo hiciste bien sinvergüenza, llevaba como seis meses sin venirme por allí, solo dejándome montar de mi esposo, por eso perdóname si casi te ahogo. Ahora es tu turno de derramar tu leche en alguna cueva o te van a explotar los huevos. Entonces gritó: Cristina, es todo tuyo!!
    
    Cuando Cristina escuchó que le tocaba el turno, dejó el cuchillo sobre una pequeña mesa y se desvistió como un rayo, dejando al descubierto una chocha inmensa y por variar, casi tan peluda como "la" de doña Teresa. Enseguida dijo: pues yo le puedo ayudar a venirse antes que le de un infarto, pero si ustedes ya la gozaron, creo que yo también me merezco una mamada, que es lo que hace años no disfruto!! Entonces se acostó cuan larga era y recostándose en la almohada donde antes estuvo doña Teresa me dijo: qué espera!!! Rápido hijueputa que yo no tengo paciencia!! Yo ...
«12...567...»