1. Perversa obsesión


    Fecha: 12/01/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... compasión un par de dedos.
    
    Me rompió el culo. Lo hizo prácticamente en seco salvo por el baño de con los restos de la cerveza que le dio a su pene. Terminó penetrándome hasta los mismísimos huevos.
    
    Cuando se cansó me ordenó que me vistiera y me maquillará la cara de puta llorona que tenía. La verdad es que la imagen que reflejaba el espejo daba bastante pena. Tenía el pelo revuelto y esté, la cara y los pechos estaban manchados con los restos de su última corrida. Tenía los pechos marcados por sus mordidas y la entrepierna roja como si estuviera en plena menstruación. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar.
    
    Mi primera reacción fue coger un papel para limpiarme los pegotes de semen que adornaban mi cuerpo aquí y allá, pero en seguida me detuve. Eran la prueba de que era suya, al igual que la sangre y el fuerte olor que emanaba de mi cuerpo y que no era exactamente únicamente de corridas.
    
    No me peine ni me limpie, me maquille lo mejor que pude y me vestí con una blusa, falda de cuadros y medias.
    
    Eso le encanto. Me obligó a sentarme como una colegiada encima de sus rodillas y comenzó a acariciarme los muslos y el coño. Volví a sentir sus dedos dentro de mí y no tarde mucho en tener los muslos completamente pringosos de fluidos vaginales y está vez le chupe los dedos con gusto.
    
    No recuerdo cuantas veces me masturbo a lo largo del día pero si recuerdo que se las apaño para me corriera un par de veces por habitación por lo menos. Cuando decidió tomarme de ...
    ... nuevo desde atrás en la cocina apenas si tenía fuerzas para soportar sus fuertes embestidas.
    
    E hizo algo que me dejó bien claro a que clase de hombre me estaba entregando en cuerpo y mente: me cosió el coño. La operación apenas duró unos segundos (¿minutos, horas?) en los que sentí la fuerte presión de su mano, unos leves pinchazos y el rocé del hilo contra mi piel. Lo peor era la humillación y saber que significaba todo eso.
    
    Y no fue la única. Mientras intentaba aceptar que tenía esa parte de mi cuerpo atada e inaccesible, se presentó con un enorme dildo que me metió en el culo a base de hacer fuerza y empujar. Me fui a la cama machacada tras lograr mear en la bañera como una perra para no ponerlo todo perdido y si os lo estáis preguntando, efectivamente, no me quedo otra que dirigirme a mi cama a cuatro patas debido al dolor y molestias que sentía detrás.
    
    Volvió a presentarse de nuevo al amanecer, listo y preparado para abusar de mi durante todo el día...
    
    Mientras revisaba los hilos y que todo estuviera en su sitió, me fue contando los gloriosos planes que tenía para mí, pensados a lo largo de años.
    
    Ese segundo día me selló el coño con un par de candados y un pequeño vibrador dentro. Esté estaba programado para que de forma aleatoria, ponerse a tope hasta que alcanzará el orgasmo y los fluidos salieran a borbotones a través de la fina cadenita que ahora llevaba. Cada vez que ese juguete decidía encenderse se me doblaban las rodillas y no podía parar de gemir de ...