El regalo. Un antes y un después (Vigésima novena parte)
Fecha: 27/01/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... que yo no entendía, extendió su mano hacia mí y con una palmada en la espalda de Rodrigo, me llevó con él hacia el centro del salón.
Su brazo izquierdo alrededor de mi cuello y el derecho abarcando por completo mi cintura. Mis senos apretados contra su pecho, su respiración meciendo suavemente un mechón de mis cabellos al reposar su cabeza sobre el lateral de mi cara. Cercanos sin mirarnos a los ojos, así que me deje guiar por él y cerré mis parpados unos instantes. Mientras tanto, cuando en un giro trastrabillé con la alfombra y los abrí, pude observar como Rodrigo y Martha se reunían fuera a un costado de la mesa circular, mi esposo encendiendo un cigarrillo, sostenido entre sus labios y ella, muy cerca de él abrazándolo con sus dos brazos entrecruzados y bailando también como una pareja de enamorados lo hacen, mirándose a los ojos fijamente y con deseo.
Tan pronto terminó la canción, Hugo me besó tímidamente en la boca y me llevó caminando hacia atrás hasta dar mi espalda contra el vidrio frio de aquella puerta de cristal que daba hacia el porche, inmediatamente voltee mi cabeza hacia donde Martha y mi esposo permanecían con el vaso de whisky escocés y la copa de piña colada sobre el vidrio de la mesa, cruzándose los brazos de un cuerpo al otro, las manos acariciando la piel que encontraban, compartiendo de una boca a la otra, el mismo humo azul de un cigarrillo rubio. ¡Queriéndose!
Al escuchar el seco golpe, los dos se quedaron fuera observando aquella escena. ...
... Hugo levantó mis manos y las dejó allí arriba, aprisionadas las muñecas solamente con su izquierda. La derecha empezó un viaje por mis cabellos, para después de rozar mi mejilla, tomar posesión de mi quijada y acercar sus labios cerca de los míos. Y empezar con su lengua a recorrer el interior de mi boca. La mano pronto la dejó resbalar por el cuello hasta llegar a mi pecho, estrujando con vehemencia mi seno izquierdo por encima de la delgada tela negra de mi blusa y todo ese costado lo recorrió despacio, como constatando con sus dedos, costilla tras costilla, la firmeza de la piel por debajo de la seda.
Su beso se hacía más intenso y yo se lo correspondí con ganas y mi boca a medio abrir. Nuestras lenguas se compartían la saliva entre jadeos y suspiros de los dos, luego mi querido jefe, mi nuevo amante, la hizo descender de afanosa manera hacia mi cadera y rodeando la nalga de ese mismo lado, apretó con fiereza primero el cuero de la falda para posteriormente meterla por debajo, levantándola de medio lado por la abertura y casi por completo introducirla en el medio de mis nalgas, apartando el hilo de mi tanguita negra y sacándola luego de haber alcanzado a humedecer sus dedos con los flujos de mi lubricada vagina. En un rápido movimiento levantó su brazo y sin aflojar la tirantez de su otra mano, atenazando las dos mías, llevó luego aquella con la que ya había hurgado en mi interior, hasta mi boca para darme sus dedos a lamer y chupar. Y luego de ensalivarlos yo, el con su ...