Un trío insuperable
Fecha: 20/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Jacqueline, Fuente: CuentoRelatos
Pero la experiencia que definitivamente me marco sucedió durante mis primeros tiempos de Universidad. Esa vez habíamos ido de vacaciones de fiestas patrias, con unos amigos de la universidad a un lugar paradisiaco de la costa. Era una playa muy solitaria, en la que solo se divisaba nuestro campamento en kilómetros a la redonda.
Rodeando la playa, había un extraordinario bosque de arboles nativos, y un par de kilómetros más allá, un río que desembocaba al mar en un espectáculo maravilloso. Entre los muchachos ahí presente habían un par de tipos que estaban realmente de miedo. Se trataban de Alberto, un rubio tostado de sol que parecía un modelo de televisión y Francisco un trigueño de ojos muy verdes, que cortaban la respiración al mirarlos. Cualquiera de los dos podían volver loca a cualquier mujer, con una mirada solamente.
Durante los dos primeros días yo me fui convenciendo cada vez más que no podía terminar mis vacaciones sin tirarme a alguno de ellos. Durante esas noches me había masturbado fantaseando que uno primero y luego el otro, me penetraban de manera interminable.
Yo sé que no soy ninguna belleza espectacular, pero sin ninguna duda tengo lo mío. No soy muy alta, tengo el pelo castaño claro, mi rostro es de rasgos suaves y delicados, que se pudiera definir como bonito pero sobre todo exótico. Mis senos son redondos y protuberantes, mi cintura esbelta y fina, las caderas amplias y bien formadas. Mis piernas son largas y curvilíneas.
Siempre y en todo ...
... lugar que andaba había sentido las miradas de los hombres, resbalando y escudriñando mi anatomía, sinceramente eso me agradaba mucho, me hacia sentir hembra de verdad y por ese motivo usaba unos bikinis pequeñisimos, que la verdad dejaban bastante poco a la imaginación.
Una tarde en que habíamos salido todos a excursionar por el bosque, el cielo comenzó a cubrirse rápidamente con negras nubes, alguien comento que se iba a largar a llover y que era mejor que regresáramos pronto al campamento. Yo por supuesto andaba al lado de ellos, ya que como eran muy amigos siempre andaban juntos.
Cuando empezó el aguacero, quedo el desbande y todos corrieron por su cuenta, nos perdimos de los demás y en un instante solo estabamos los tres, Francisco recordó que cerca de ahí había una cabaña que casi nunca estaba ocupada. Y por ultimo si había gente en ese momento, era obvio que nos dejarían estar ahí hasta que terminara la tormenta. Nos fuimos casi corriendo, hacia el lugar que Francisco recordaba. Yo deseaba llegar lo más pronto posible, porque estaba totalmente empapada, la violencia de la lluvia era infernal y yo tiritaba como una hoja.
Por fin llegamos y nos dimos cuenta al instante de que no había ninguna persona que estuviera alojando ahí. Francisco forzó una ventana y se metió a la casa, abriendo por fin la puerta para dejarnos pasar. La cabaña era una típica construcción veraniega y se notaba que desde hacia varios meses no había sido ocupada. Alberto reparo que había una ...