El huésped de Cuba
Fecha: 07/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos
... húmeda vagina!
¡Tenía una lengua enorme, me daba unas lamidas que parecían penetradas, su lengua era otro pene!, succionaba toda mi concha y además mordía riquísimo mi clítoris!
L: Bebe que rico, ¡dios mío me vas hacer venir!
J: ¡Chica tienes una concha tan rica!
L: ¡Ah, ah, ah dios mío, que rico!
¡Era el mejor sexo oral de mi vida, esa lengua lamia desde mi ano a mi profundidad de mi vagina, mis fluidos comenzaron a brotar, él los tomaba como agua y seguía lamiéndome enterita, el orgasmo era riquísimo!
L: ¡Cubanito! ¡Que rico lames!
J. Chica, te quería coger desde que llegue a esta casa!
L: ¿De verdad?
J: Claro que sí, hembras como tú, ¡me recuerdan mi país!
L: ¡Ya métemela!
J: ¿Ya la quieres?
L: ¡Si mátame con tu anaconda!
¡Él se levantó y me alzo las piernas, tomándome de los pies levanto mis piernas doblándolas hasta que mis rodillas tocaban mi frente, comenzó a meter la puntita, dios! Eso era suficiente para hacerme gritar, el lamia mis pies, y mis pantorrillas, me decía como le fascinaban mis piernas, poco a poco la introdujo mas, mis gritos de placer seguramente se escuchaban en toda la casa, él se movía como un dios, yo estaba a su merced y solo me quedaba jadear como perra por lo que estaba recibiendo.
L: ¡Así papi, me matas!
J: ¡Qué coño más rico tiene!
L: Ay papacito, me matas, ¡tu rico animal me va a matar!
J: ¡Que buena hembra eres, goza chica goza!
¡Me abrió las piernas y comenzó a penétrame “¡Normal”, pero ...
... dios mío!, su bestia me lastimaba, era tan grande que me estaba haciendo sufrir y gozar, apretaba mis piernas y mordía mis tetas, ¡nos besábamos mientras el empujaba tan rico que yo gritaba demasiado!
L: ¡Dios mío que rico!
J: ¡Ah mami eres una caliente!
L: ¡Métemela, métemela más!
J: ¡Toma, toma, es tuya!
Me cargo y me penetraba mientras caminaba en la habitación, yo me aferraba a su cuello, ¡el me recargo en la pared y me penetraba ferozmente!
J: ¡Chica, toma, toma mi banana!
L: ¡Me matas, que rica banana! ¡Ah, uf, dame más!
Se sentó en una orilla de la cama y me pidió que me diera sentones, ni tarde ni perezosa yo lo obedecí, me dejaba caer y su banana casi entraba por completo, el me acariciaba las nalgas, me daba de golpes en ellas, se recostaba un poco para que su verga entrara más, yo ya estaba sintiendo tan rico que no me podía controlar, sabía que me vendría por segunda vez y a chorros, acelere la fuerza y velocidad de mis sentones, el me apretaba las tetas, la excitación era tanta que me comencé a venir en chorros, gritaba y gritaba y me retorcía como gusano!
L: ¡Joao! ¡Que rico me vengo!
J: Mójame, ¡mójame mamita!
L: Ah, ¡me voy a secar!
J: ¡Saca todo chica, sácalo!
Increíblemente el seguía durísimo, me puso a mamarle su verga nuevamente, me encanta el sabor de nuestros fluidos combinados, le lamia las bolas, las entrepiernas, el me apretaba la cabeza y metía su verga en mi boca como si me fuera a follar, la lamia como paleta, ...