Tú, yo y un montón de nata
Fecha: 15/02/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
¿Cuánto tiempo más tendría que esperar la Señorita R para que Carlos se decidiera por fin a verla como la mujer que era y no la niña que él pensaba? Carlos era el mejor amigo de su hermano.
Desde pequeña lo había visto siempre por la casa, era uno más de la familia, pero para ella era algo más… era el hombre del que estaba enamorada, y estaba dispuesta y decidida a hacer lo que fuera para tenerlo. Y lo haría.
Empezó a idear un plan que estaba segura funcionaria y que haría que Carlos cayera rendido a sus pies. El, ajeno a la trama que se cernía sobre él, estaba en la biblioteca de la mansión donde vivía la Señorita R hablando con Gabriel, su hermano. Ninguno sospechaba lo que estaba por ocurrir. Ella pidió a la cocinera que preparara una suculenta cena para dos, y de postre nata, montañas de nata. La cocinera no sabía para que necesitaba tanta nata, pero se abstuvo de preguntar. En su mente se estaba tejiendo un plan para demostrarle a Carlos que ya no era una niña.
Las horas pasaban lentamente y aburrida se dirigió a la biblioteca en busca de un libro. Al llegar se encontró a su hermano y al hombre con el que fantaseaba por las noches. Sintió que su corazón galopaba a mil por hora. Sus mejillas se sonrojaron, sus manos se volvieron sudorosas, su cuerpo estaba reaccionando a la presencia de Carlos. El la miró como solía hacerlo, pero vio en ella algo diferente, no sabía lo que era pero que lo tenía intrigado, y estaba dispuesto a saber de qué se trataba. Ella le ...
... preguntó a su hermano si cenaría en casa y este le dijo que no, pero que Carlos podía quedarse así le haría compañía durante un rato. Ella no podía creer lo que acababa de oír. ¡Su hermano le había allanado el camino! Carlos no supo que decir y aceptó la invitación de su amigo.
La Señorita R se excusó y salió en dirección a su dormitorio. Tenía que impresionar a su invitado y para ello debía escoger bien el vestido. Se dirigió al armario y lo estudió con detenimiento. Al final optó por un vestido con tirantes, tipo camisón, que se ceñía a su cuerpo como una segunda piel. Era de color negro, le quedaba muy bien, y Carlos no podría resistirse. No había tiempo que perder; así que se dirigió al baño y se metió en la ducha. Mientras se duchaba empezó a excitarse al pensar en la velada que tenía por delante con Carlos.
Estaba húmeda en el mismo centro de su ser, y sabía que aún lo estaría más cuando le viera de nuevo.
Ya arreglada y vestida se dirigió al comedor donde un nervioso hombre la estaba esperando; no había señales por ningún lado de su hermano, estaban solos, era la oportunidad que había estado esperando desde hacía tiempo y no iba a desperdiciarla.
Cuando aquel hombre la vio no daba crédito a sus ojos, ante sí tenía a una hermosa mujer que hasta hacía unas horas consideraba una niña.
Se acercó a ella, le tomó una mano y la miró fijamente a los ojos.
Sin saber cómo ocurrió, la acercó más hacia él y su boca fue bajando lentamente hasta unirse a la de ella, ...