1. Tú, yo y un montón de nata


    Fecha: 15/02/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... fundiéndose en un beso, suave y delicado al principio, como una caricia, como un leve roce de labios, para convertirse en un apasionado y voraz beso. La estrechó entre sus brazos y la besó con frenesí. Sus lenguas bailaban la danza de la pasión, sus manos corrían libres por sus cuerpos. Estaban excitados; ella feliz, él atónito, por el cuerpo que tenía aquella a la que consideraba una niña. No comprendía que le estaba pasando, pero disfrutaba del momento y no quería que terminara. La Señorita R se retiró un poco y le dijo…"Te he preparado una sorpresa, algo que no olvidarás nunca”. Carlos no supo que responder, estaba desconcertado, pero quería saber de qué iba todo aquello, y estaba dispuesto a todo.
    
    La mesa estaba preparada, no faltaba nada, incluso la nata estaba allí. Ella se acercó a la bandeja donde estaba la montaña de nata que pidió y con un dedo cogió un poco, se lo metió en la boca mirando a los ojos de Carlos sin parpadear. Él parecía quedarse sin respiración; viendo lo erótico de esa acción, se le hacía la boca agua. Entonces ella cogió un poco más de nata y acercándose a él se metió el dedo de nuevo en la boca y acto seguido acercó sus labios a los de Carlos, ofreciéndole el placer de su boca, él no se hizo de rogar y tomándola en sus brazos la besó saboreando la dulzura de su interior. La nata pasó entonces a su boca y aquello fue su perdición.
    
    Ella aprovechó su desconcierto para tomar su mano y dirigirla a la espalda de su camisón y guiándola a los ...
    ... hombros lo instó a que bajara sus tirantes. El vestido cayó por su propio peso al suelo, dejando al descubierto unos pechos redondos y firmes con unos pezones erectos ya por el deseo. Él la contempló y fue recreándose con la visión de aquel cuerpo delicioso que tenía ante sí. Bajó la vista hasta su vientre y vio que llevaba unas braguitas preciosas negras de encaje. La cogió en brazos y la tumbó en la mesa, cogió nata y se la puso en los pezones. Empezó a lamerlos y la Señorita R se excitaba cada vez más. Estaba muy húmeda y ardía de deseos de tenerlo dentro de su ser. Carlos extendió más nata en el cuerpo de ella y repitió la acción. Estaba tan excitado como ella y eso se notaba en la presión que había en sus pantalones.
    
    Mientras lamía su cuerpo se desabrochó los pantalones
    
    Se los quitó y también los boxes dejando al descubierto en todo su esplendor la magnífica erección que tenía. Ella quedó deslumbrada con la visión que tenía ante sus ojos, y deseó que estuviera ya en su interior. Carlos le fue quitando las braguitas con los dientes mientras acariciaba sus pechos. Deseaba poseerla, pero antes quería hacerla gozar al máximo. Untó su monte de Venus con nata y la lamió hasta que toda aquella nata paso de solida a liquida, comiéndola toda, separó sus labios mayores y la bañó en nata. Ella creía volverse loca de deseo, pues él sabía cómo hacerla gozar.
    
    Mientras la lamía introdujo sus dedos en su interior imitando el movimiento rítmico de una copula. Se tendió a su lado, en ...