Mi mujer y el Vecino - Relatos Eróticos

Mi mujer y el Vecino

... pero se sube a casa a tomar el sol desnudo en la terraza, dice que le gusta mucho que le de el sol en la polla.Menudo descubrimiento, mi vecino toma el sol en su terraza desnudo, con ese enorme pollón que tiene, al aire, “eso he de verlo yo”, me dije.A la mañana siguiente estaba ansiosa para que llegase la hora de bajar a la piscina y ver a José, luego cuando el se subiese a casa, yo me subiría un ratito después, así le podría espiar desde mi terraza, así vería su polla, un, sólo de pensarlo me mojo, y me pongo caliente como una perra.Ya estoy en la piscina, me ducho me doy un baño largo, salgo y me tumbo a esperar a mi vecino, a ese macho, mientras le espero que me de el sol. Al rato de tumbarme llega él, se acerca, me saludaHola Amalia, ¿que tal está el agua?Hola José, está muy buena, está fresquita, lo justo para quitarse el calor.Bueno pues entonces me doy el bañito rápido.Vale, pues que te refresques bien.Me quedé sorprendida, me había dirigido más palabras que el habitual buenos días, querrá decir algo eso. Mi mente calenturienta rápidamente se montó una película, pero no, no puede ser, pensé yo.Bueno, miro como nada, después de unos cuantos largos de piscina, decide salir, se dirige como siempre a la ducha, se ducha y se marcha, pasa por mi lado y:Adiós vecinaAdiós vecino.Espero nerviosa unos instantes antes de salir hacia casa y subir a espiarle a través de la terraza, que rico y morboso se me antoja verle con la polla al aire, al descubierto, que ganas tengo de ...

... verle desnudo. Bueno, ya en casa, subo nerviosa arriba y salgo sin hacer ruido a la terraza, mi corazón se acelera, me siento como una niña que va a hacer algo prohibido, en mi cara una sonrisa calentona. Voy a hurtadillas a la terraza, que no me oiga, salgo, veo que no puedo ver por encima del muro de cristal, es más alto que yo, puf, bueno, me voy y pongo un taburete, ahora sí, ahora ya veo. Pero que pasa, mi vecino no está, menudo chasco. Me bajo del taburete y entonces oigo el ruido de cómo prepara su tumbona, ja, me sonrío de nuevo, ahí esta ese pedazo de macho, me vuelvo a subir y entonces le veo, está tumbado, completamente desnudo, busco con la mirada su polla, sí, ya le veo el pollón, efectivamente es enorme, es larga y se la ve gruesa, muy gruesa, um, se me hacía la boca agua y el coño también. Ahora me descubro tocándome el coño levemente por encima de la braga del bikini, enseguida me siento húmeda, siento deseos de que me folle. El está con los ojos cerrados para que no le ciegue el sol, yo necesito acariciar mis pezones, me los pellizco, que cachonda estoy, “me lo tengo que follar, mejor dicho, me tiene que follar”, pienso yo.Estoy tan cachonda mirándole a la enorme polla, que no me he dado cuenta que mi vecino se incorpora un poco y abre los ojos, momento en él me ve detrás del muro de cristal, con cara de vicio. Me ruborizo al verme sorprendida, pero a él parece no importarle que le haya estado espiando. El se sonríe y acto seguido empieza a tocarse la polla, ...