Mi mujer y el Vecino - Relatos Eróticos

Mi mujer y el Vecino

Hace un par de años que nos compramos un piso en un pueblo costero en la zona de Almería buscando la tranquilidad. El piso que nos hemos comprado es un duplex, de dos alturas, estando en la planta alta las habitaciones y dos baños, además de una amplia terraza que bordea todo nuestra fachada, ésta limita con el comienzo de la terraza del otro duplex. El límite es un cristal traslúcido que hace las veces de muro entre ambas terrazas, y la verdad no es muy alto. En la planta baja está la cocina, el salón y otro baño. Estamos muy contentos con nuestro nuevo pisito, pues además tenemos piscina en la comunidad, cosa que se agradece, ya que en verano, cuando vengo sola para follarme algun amigo o con mi marido, me pongo rápidamente el bañador y bajo a refrescarme, dándome un baño largo en el agua fría de la piscina.Bueno, tranquilidad, las noches son movidas, me explico, tenemos unos vecinos, Julia y José, de unos 50 años, ya con los hijos criados y haciendo su vida en solitario, que en esta nueva situación de soledad en casa, aprovechan para apagar sus grandes deseos sexuales. Deseos sexuales que satisfacen casi todas las noches de manera muy escandalosa y que nosotros, desde nuestra habitación, oímos a la perfección. No sólo les oímos, si no que además, sentimos en la pared, donde se apoya nuestro cabecero de la cama, las embestidas salvajes que José le da a Julia en el fragor de su desahogo sexual, yo esto ya lo sabia porque a mi me ha pasado igual más de una vez con mi ...

... amantes,los cuales al escucharlos me han dado con sus pollas más fuerte.Las embestidas van siempre acompañadas de gritos por parte de Julia sobre todo. Yo he de confesar que estas situaciones me excitan mucho, sentir como otro matrimonio folla tan salvajemente me excita una barbaridad, y si le oigo a él insultándola y llamarla “puta y zorra te voy a destrozar”, la excitación es elevadísima.Por las mañanas, cuando salgo de casa para dirigirme al súper, algunas veces, coincido esperando el ascensor con José, mi vecino, el es alto fuerte, manos grandes, de modales duros, tiene su tripita y viste muy juvenil. Yo aprovecho para mirarle, no es guapo, tampoco es feo, se le ve correcto. Me digo que tendrá este hombre para hacer chillar de esa manera tan descomunal a mi vecina Julia. Chillidos naturales, que salen espontáneos, los gemidos son de sentirse follada salvajemente, yo diría más, yo diría que en vez de follada se siente taladrada. Así que fugazmente, le miro a la bragueta para ver si marca un abultado paquete, pero no consigo descubrirlo, el que si estoy segura que me ha pillado alguna vez mirándole al paquete, ha sido él, pues en alguna ocasión me ha mirado y me ha sonreído pícaramente.Alguna noche mi marido y yo hemos tenido sexo sintiéndoles a ellos, es como si estuvieran en nuestra habitación, se les oye a la perfección y yo me he corrido pensando que mi vecino era el que me estaba penetrando, cada vez que pienso esto, mis corridas son salvajes y mi marido se queda sorprendido y ...