Me las da en el baño
Fecha: 01/03/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos
Ocurrió en el año del 2010, en México celebrábamos el Bicentenario de la independencia, había celebraciones por todos lados y yo ya llevaba tres años trabajando en el taller, mis aventuras con Karina habían pasado, tenía una novia que trabajaba en una fonda y la verdad era una época tranquila.
Para ese entonces yo tenía 21 años y a pesar de ser joven me había vuelto un don juan o tal vez alguien con suerte, porque admito, no soy muy agraciado ni la tengo enorme, pero creo que se estar en el lugar adecuado en el momento indicado.
Laura, era la secretaria que en aquel entonces tenía 19 años, era lata, casi 1.80 cm, de buena pierna, flaca, pero de nalga ancha, la verdad se veía bien, ella ya era madre, pero en aquel entonces se separó del susodicho y andaba dándole entrada a rodos.
Yo siempre me mantuve al margen, sobre todo porque un auxiliar le tiraba mucho la onda y ella lo retribuía, una ocasión los encontré besándose y supe que él ya era su macho o eso pensé hasta aquel día.
Era un viernes de diciembre, todo estaba muy tranquilo, algunos compañeros se fueron de vacaciones y nosotros esperábamos la hora de salida, fue entonces que comencé charlar con Laura, yo llevaba una buena relación con ella, para esto el auxiliar fue uno de tantos que no estaba, ese día ella no llevo el uniforme, llevaba una falda de mezclilla y sus tenis, una blusa pegada, la verdad se veía muy sabrosa.
L: ¡Ya quiero que sea navidad!
T: ¿Así? ¿Por qué?
L: Para que me traigan a mi ...
... muñeco, ¡jajá!
T: Jajá, tremenda, ¡pues no estaría mal que me trajeran una muñeca!
No sé si ella me estaba vacilando o no, pero esa charla comenzó a desatarme, ambos hablábamos ay en doble sentido y lanzándonos indirectas.
T: Laurita, si no anduvieras con aquel, ¡te invitaba a salir!
L: ¡Invítame!! ¡Yo no soy de nadie!
T: ¡Pero no que andas con el!
L: ¡Y que! eso te detiene?
T: ¡A mí no me detiene anda!
L: ¡¿Entonces?!!
Sin decir más me acerqué a ella y la comencé a besar, su lengua entro en la mía y sus manos agarraron mi cara, sin perder el tiempo comencé a acariciar sus ricas piernas.
Baje a su cuello, ambos estábamos en la oficina, los demás andaban en su rollo, la jefa y el dueño ni sus luces, mis manos recorrían esas piernas largas y blancas y mi verga comenzó a reaccionar erectándose poco a poco.
T: ¡Laurita!! ¡Cómo me gustas!
L: Me gustaría andar contigo, ¡pero no se puede!
T: Exacto, ¡no se puede! ¡Pero igual otra cosa sí!
L: ¿Cómo qué?
Seguí besándola y metí mi mano debajo de su falda, ella abrió los ojos y trato de sacármela, pero mi fuerza era ms, comencé a rosar con mis yemas sus labios vaginales, ella lanzo un suspiro y un ligero salto.
Le besaba el cuello mientras hacía a un lado su calzón para sentir una cuca peluda, de esas de los años setenta, pero que saben a gloria.
L: ¡Espérate, uhm!
T: ¡Nadie nos ve!
L: ¡Pero, uhm, ya basta!
T: ¡Que rica la tienes, uhm!
Laura puso su mano en mi verga que ya ...