Ella: Levante
Fecha: 02/03/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... pezones. Descendió besando su ombligo para terminar lamiendo cada pliegue de su vagina ardiente. Abriendo con su lengua de fuego sus gruesos labios y provocándole un torrente de sensaciones que confluyendo en su clítoris le produjo un orgasmo tremendo. Al girar la cabeza pudo ver a ββ penetrando a una rubia que practicaba un 69 sobre una mujer negra. Ésta alternaba su lengua entre el clítoris de la blanca y los testículos del hombre. El jefe de seguridad, al correrse repartió su leche entre el coño de la rubia y la cara de la negra.
Aún sin recuperarse del sexo oral, el jeque le ofreció una bandeja de plata. Sobre ésta, perfectamente alineadas, dieciséis rayas en dos filas de ocho cada una. El árabe hizo los honores y tras colocarse uno de los cilindros metálicos en su nariz, esnifó dos de aquellas líneas blancas, luego pasó consecutivamente por cada uno de ellos hasta que la bandeja quedó limpia.
Andrea, tumbada en el suelo lamía el coño de la asiática que estaba sentada sobre la cara de la comercial y le comía la polla a nacho. Al otro lado de la habitación la pareja bicolor mamaban a dúo el descomunal miembro de ββ. Ella buscaba el poderoso miembro de su anfitrión, quién se dejó hacer estirado en la cama hasta que ansiosa por poseerle, la mujer se sentó sobre su polla y le cabalgó. La droga le proporcionaba un vigor y unas sensaciones inexplicables. Saltaba y movía la cabeza salvajemente:
-sí, sí, dame cabrón –decía la periodista a gritos fuera de sí con las ...
... pupilas dilatadas –qué grande la tienes, joder –mientras arañaba el pecho de su montura.
A su alrededor las escenas de sexo se mezclaban con gritos y gemidos. Uno de ellos fue el del jeque al eyacular en su interior. La excitación de la mujer estaba a un nivel desconocido y pidiendo guerra encontró la horma de su zapato. Hacia ella fue Andrea con cara de vicio llevando colocado un arnés con un pene de goma. Las mujeres se miraron y acto seguido se besaron. Sus brazos se entrelazaron en sus espaldas. Sus tetas se rozaban entre sí lo que les provocaba que los pezones se les endurecieran. La alemana consiguió meter el pene de goma en la vagina de ella. No era lo mismo que un hombre. Era frío y aunque la rubia se empleaba a fondo en el bombeo durante unos minutos, los movimientos no eran los de un hombre. Tras quitarse el arnés, entrecruzaron sus piernas y juntaron sus coños. Se acomodaron en una tijera perfecta para que sus clítoris se estimularan el uno al otro, lo que les llevó a un maravilloso orgasmo entre gritos y espasmos corporales.
A lo ancho de la habitación se había montado una cadena humana. El jeque enculaba a la oriental a cuatro patas, quién le comía la polla a ββ que estaba tirado en el suelo. Mientras, sentada en la cara de éste estaba la rubia. Mamaba la polla de nacho quién sentado, a su vez, en una butaca le practicaba sexo oral a la negra apoyada con cada pie a los brazos del asiento y ofreciendo su coño a la boca del abogado español. La cabeza de ella iba a ...