1. Dominando a la sumisa Mariel (4)


    Fecha: 02/03/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    ... consolador.
    
    La vi llorar nuevamente, apagué la máquina, saque su venda y la liberé de las esposas. Cayó pesadamente al suelo, con jugos saliendo de su concha y su ano, el culo rojo por los golpes, baba cayendo de su boca.
    
    La dejé así, sin decir nada un rato, y me fui a bañar. Luego de 20 minutos volví a la habitación y por lo menos se había podido sentar en la cama.
    
    -Báñate, puta
    
    -Sí Señor.
    
    Cuando terminó de bañarse, se puso solo una remera y una tanga y fuimos a la cocina. Le di una cerveza, que no rechazo para nada y empezamos a tomarla.
    
    -Como la pasaste? le pregunté
    
    -Fue terrible, nunca me sentí más humillada, usada, despreciada. Me volvía cada vez más loca. Pero creí que mi cuerpo no lo soportaba más. Vos gozaste a tu puta?
    
    -Si claro, pero más me gusta hacerte sentir lo mismo pero solamente aplicando tortura a tu mente, otro día probaremos. Y continué
    
    -Nunca te pregunté, que explicaciones das en tu casa de tus tardanzas, que dormís afuera?
    
    -Mira ellos saben que soy grande, han visto como cambió mi ...
    ... humor desde que estoy con vos, no peguntan y yo no digo. Mientras menos sepa, mejor.
    
    -Ok. Mañana, quiero que al salir de trabajar, vayas a uno o dos Shoppings, los que tengas que recorrer, y te compres ropa, de salir a cenar, elegante sin ser de gala, mallas de baño 3 o cuatro, ropa casual, remeras, jean, shorts, pero bastante, como para pasar varios días y una o dos valijas y un bolso de mano. Pídele a Jorge que te acompañe, y cuando terminan que te traiga a casa.
    
    -Pero, Mike, no puedo pagar todo eso
    
    -Ok. Porfa traes el sobre que te dieron en el banco?
    
    -Aquí está
    
    -Sabes qué es?
    
    -No
    
    -Ábrelo, es una tarjeta de crédito a tu nombre. Sus ojos se abrieron como el dos de oro de la bajara. Cuando reaccionó se largó a llorar como una chiquilla. Se puso de rodillas frente a mí y me besaba las manos.
    
    La hice sentar nuevamente, acaricié y seque sus mejillas, y le di un tierno beso en sus labios.
    
    Estuvimos charlando un rato más y cuando se iba, me besó las mejillas y con los ojos llenos de lágrimas se fue a su hogar. 
«1234»