Tengo que cuidar el empleo de mi esposo
Fecha: 10/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Danino, Fuente: CuentoRelatos
Me casé a los 22 años, hoy tengo 32. Mi esposo, mayor que yo, tiene 45. Tenemos una hija de 5 años y vivimos en una casa muy cómoda y en un buen barrio, ya que los ingresos de mi marido, permiten vivir sin sobresaltos.
Roberto, mi esposo, trabaja en una inmobiliaria muy reconocida de alto nivel. El propietario, Isidro Gómez, maneja la Empresa, heredada de su familia con rigidez y solvencia. Está separado de su esposa hace unos años y vive con su hijo.
Las operaciones que llevan a cabo son en todo el país, es el encargado de ejecutarlas, mi esposo y por eso a veces viaja al interior un par de días a la semana. Yo como tengo una muchacha que me ayuda en los quehaceres y mi hija concurre al jardín de doble escolaridad, tengo tiempo de dedicarme a cuidar mi figura. Eso me permite, tener una buena figura, carnes firmes, buenos pechos y cola atractiva, todo coronado con una cabellera muy cuidada. En resumen: soy una mujer apetecible que todos los hombres se gratifican con la vista.
Desde hace un tiempo, noté a mi marido más callado que de costumbre (es muy osco, bastante espaciado y apático en lo sexual).
—¿Que pasa Roberto? —le pregunté— te noto callado y taciturno.
—Tengo serios problemas de trabajo —contestó.
—Dime cual es el problema y veamos como lo solucionarás —lo alenté.
—Isidro quiere traer al hijo a la empresa —contestó— y se ocuparía de mis tareas y eso quitaría mis comisiones y no sé si no llegara a despedirme.
—No puede hacerte eso después de ...
... 12 años de dedicación y eficiencia.
—Estoy preocupado —dijo abatido— no sé en que terminará esto. Quise hablar con él y me contestó con evasivas.
Realmente me preocupó lo que me decía y pensé en un futuro incierto y con pesares económicos.
Cuando viajó a Mendoza esa semana, sin comentarle nada a mi esposo, decidí llamarle a Isidro por teléfono.
—Hola Patricia. —me atendió— ¿Cómo está la esposa hermosa de mi empleado?
Siempre se baboseaba con todas las mujeres y a mí me había tirado lances más de una vez.
—Te llamo y no quiero que se entere Roberto de lo que hablamos —le dije— pero está muy preocupado por el futuro que se presenta y querría hablar contigo por eso.
—Si quieres pasa por mi casa esta tarde y lo conversamos personalmente —me propuso— mi hijo viajó con tu marido y lo conversaremos tranquilamente los dos.
Acepté la propuesta y encargué a la muchacha que se ocupara de mi hija a la salida del jardín y me vestí para mi cita con la esperanza de convencerlo a no tomar esas medidas con Roberto. Me puse una falda corta y una blusa abotonada al frente e intencionadamente deja una par de botones sin prender. Trataría de encandilar a Isidro para no tomar medidas en contra de mi marido.
Me recibió con un beso húmedo en la mejilla y mientras me sirvió una copa me invitó sentarme en el sillón principal del espacioso living con vista al parque trasero.
—Ya sé el tema que te trajo a mi casa —me dijo mirándome el escote— y creo que podríamos llegar a ...