1. Tengo que cuidar el empleo de mi esposo


    Fecha: 10/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Danino, Fuente: CuentoRelatos

    ... solucionar entre nosotros el tema.
    
    El muy hijo de puta, trataba de tirarse un lance conmigo y claramente lo mostraba con su proceder descarado.
    
    —Podríamos dejar todo como está —me dijo— Sabes que me gustas mucho y si accedieras a no ser tan arisca conmigo al menos una vez no le diríamos nada a Roberto de nuestra solución.
    
    —Me estás proponiendo algo vergonzoso y descarado —le dije indignada—Estoy lejos de ser la puta que quieres que sea.
    
    —Darme afecto una vez, bien vale la pena y no serás por eso una puta.
    
    Me quedé en silencio, pensando en mi esposo, mi hija, y nuestro futuro. Él, cruzado de piernas, esperaba mi reacción.
    
    —Maldito seas Isidro —le dije y sonó como una afirmación a su propuesta.
    
    Sin moverse de su lugar y sonriendo maliciosamente me dice:
    
    —Sácate la ropa. Quiero ver como lo haces.
    
    —No sabes cuánto te odio —le dije.
    
    —Hazlo que me muero por verte hacerlo y tenerte por fin —murmuró.
    
    Desprendí los botones de la blusa lentamente, él con la vista brillándole no perdía detalle. Bajé el cierre de mi falda y la dejé caer en la alfombra. Quedé en tanga y sujetador.
    
    —Sácate el resto —dijo sin moverse todavía.
    
    —Eres despreciable —le espeté.
    
    Se deshizo de la bata que traía y del bóxer que cubría su abultado miembro. Se acercó y terminó de dejarme desnuda también a mí. Lentamente me recostó en el enorme sillón. Le deje hacer sin oponer resistencia. Había llegado a un punto sin retorno y no dejaba de algo excitarme el ser deseada de ...
    ... esa manera por otro que no fuera mi marido.
    
    Mi marido, últimamente no me buscaba sexualmente y el estar tendida con un hombre todavía joven besando mi pelvis, me estaba excitando soberanamente. Mi respiración se agitaba por momentos y él lo percibió inmediatamente.
    
    —Te gusta, putita —me dijo.
    
    Besó mis pechos y chupaba mis pezones con frenesí. Puso frente a mis labios su enorme y rígido pene. Lo excitada que estaba, hizo que le succionara apasionada.
    
    —Así. Me enloquece como lo haces. —musitaba.
    
    Abriendo mis piernas, se ubicó frente a mí y lento, muy lento, me fue penetrando. Yo, estaba tan excitada que mi entrega era total. El hombre que hacía un momento me parecía despreciable, ahora me enloquecía de lujuria y placer.
    
    —No pares. Dios mío, me siento muy caliente. Hazme lo que quieras, maldito seas —casi le gritaba.
    
    Su mete y saca, era sereno y profundo. Mis manos tomaban su espalda y sus nalgas apretando su cuerpo al mío.
    
    —Dios mío. Sigue. Asiii dame más, dame más. —le pedía ya fuera de control.
    
    —¡¡Cómo te deseaba Patricia!! —gemía en mi oído— Te daré todo cuanto quieras.
    
    La pasión desesperada me nublaba el razonamiento .Él, respondía a mis pedidos y yo a sus deseos. Tuvimos sexo anal, cosa que jamás había practicado.
    
    Quedamos tendidos en el sillón, empapados en jugos vaginales, orgasmos y eyaculaciones.
    
    —Isidro —le dije— espero que cumplas tu promesa. Pero será esta la única vez que lo haremos. Me calenté como hacía mucho no lo hacía y me ...