Encuentro furtivo
Fecha: 13/03/2023,
Categorías:
Anal
Autor: Epikuro, Fuente: CuentoRelatos
Había estado esperando hace más o menos quince minutos, era el momento perfecto. El pasillo de la escuela era un desierto, o más bien, era eso lo que quería imaginar. Ese día estaba muy caliente y hace mucho tiempo que estaba planeando este encuentro con Rocío. El punto de encuentro: la oficina del centro de alumnos donde formaba parte. Rocío era una compañera de curso. Según la opinión de mis compañeros de clase, ella era fea, pero a mí no me importaba, yo la encontraba linda y su cuerpo era espectacular (espero que lo siga siendo, pues, hace mucho tiempo que no tengo contacto con ella): una tetas medianas y simétricas, pezones rosados, levantados, una guatita plana que era como un desierto con un color vivo, apetecible. Me encantaba recorrer ese vientre con mis besos. Pero, sin duda, lo mejor, lo que más me calentaba, lo que más me ponía como bestia, era su culo; un círculo perfecto y proporcionado, marcado siempre con un pantalón ajustado que lo aumentaba aún más.
No podía más de la calentura, tenía demasiadas ganas de coronar esa cacha con Rocío, no quería satisfacer mi lascivia perversa con una paja. Rocío tenía que cumplir, por favor tenía que hacerlo.
Mirando hacia el patio del liceo desde la ventana de la oficina, pensaba en cosas calenturientas; me tocaba el pene, intentaba manosearme sutilmente. En palabras toscas, en esos momentos no era más que un adolescente con exceso de testosterona.
En esa situación, me sorprende la puerta con tres diminutos ...
... golpecitos. Sin vacilar ni un segundo, me dirigí a la puerta y la abrí. Ahí estaba ella… una sutil sonrisa me dejaba ver el espacio entre sus dientes; un detalle de Rocío que me encantaba.
Le di un beso y cerré la puerta. Puse el seguro.
-Pedí permiso para ir al baño -me dijo.
-Tenemos como media hora, cuando suene el recreo, las chiquillas llegarán a la oficina, siempre hacemos lo mismo.
Una de las ventajas cuando eres el secretario del centro de alumnos, es la disposición que tienes de los espacios, en este caso, la oficina del CGE era la guarida perfecta para actos fuera de la ley, un lugar que emanaba olor a sexo y cigarrillo; muchos y muchas lo aprovechamos, todos en ese CGE éramos cómplices.
Así nos empezamos a calentar con Rocío: nos besábamos apasionadamente, besaba su cuello, recorría sus senos con mis manos, su redondo culo. Ella, por su parte, manoseaba mi pene por encima del pantalón.
-Ay… me tení caliente, no sabí lo caliente que me tení (...) -me decía Rocío con una voz entorpecida por sus gemidos.
-A mí igual, estuve a punto masturbarme aquí mismo pensando en esto -le respondía en el mismo tono de calentura.
-¿En serio? -riendo.
-Sipo, mira como me tení -haciendo referencia a mi abultada erección.
-Ay… perdóneme entonces po' señor (...) no lo quería hacer sufrir.
Mientras me decía esto último, Rocío abría lentamente el cierre de mi pantalón, acto seguido, escarbaba en mi bóxer para liberar mi centro de placer.
Como ya la tenía lo ...