1. Me gusta verte y te gusta que te vea


    Fecha: 21/03/2023, Categorías: Voyerismo Autor: Homerdiablillo, Fuente: CuentoRelatos

    Era posiblemente tu última noche de vacaciones en esa casa rural con vistas a la montaña y a los bosques que rodeaban la casa donde habías pasado tu última semana.
    
    Así que decidiste tomarte un tiempo para ti, para gozar de aquella tranquilidad y aquel aire puro que tanto anhelabas, una noche con una gran luna blanca que alumbraba aquel porche donde estabas y con aquellas estrellas que tanto te gusta ver.
    
    Cogiste un café solo, te echaste unos hielos y decidiste sentarte en aquella hamaca cubierta por una toalla. Era ya muy tarde, de madrugada y estabas con tu cafecito, tus hielos y aquella brisa tan refrescante.
    
    Acabado el café, te tumbaste en la hamaca y estando sola te entraron ganas de relajarte un poco más, estabas solo con un tanga, así cogiste un hielo y lo pasaste por tus labios carnosos, por tu cuello, notabas como se te ponía la piel de gallina.
    
    Bajaste un poco más, a tus pechos, poniendo esos pezones duros, jugando por las areolas, metiéndolo entre ellos por tu canalillo.
    
    De repente miraste hacia un lado y entre los matorrales vistes algo conocido, era yo, que te estaba espiando mientras tú jugabas con aquel hielo derretido casi por completo, no te asustaste, es más te gustó que te mirara. Así que cogiste otro hielo y seguiste jugando mirándome.
    
    Dejabas caer las gotas de agua por tu cuerpo, notando como bajaban por tu abdomen y mojaban el elástico de tu tanga, y así bajabas con el hielo entre tus dedos por tus muslos entre algún que otro suspiro de ...
    ... satisfacción.
    
    Era una visión tan sexi para mi como para tu morbosa.
    
    Inesperadamente se escuchó la puerta que daba desde la cocina al porche, era tu chico que también bajó a despejarse un poco y a gozar de aquellas vistas una última noche, al verte volvió a la cocina a por unas copas de vino y ese tinto que tanto te gusta.
    
    -Te apetece -dijo él.
    
    A lo que tú con una leve inclinación de cabeza dijiste que sí.
    
    Sentados los dos, bebiendo aquel vino, el fresco de la noche estrellada, tú chico te miró y os besasteis, aunque tú estabas algo cortada y él lo notó.
    
    -Qué te pasa, no te apetece una última noche al aire libre sentirnos más a gusto?
    
    -Sí, pero nos pueden ver, contestaste.
    
    Con una muesca de risa en la cara él dijo que no había nadie, que la única que iba a sentir envidia era la luna viendo a juntar vuestros labios.
    
    Tu sabias que no era solo la luna, que allí, tras los matorrales estaba yo mirando. Así que entre tu chico y aquella situación tan morbosa seguiste besándole, acariciándole, notando como de su bañador crecía su miembro lenta, pero firmemente.
    
    Le pediste que se pusiera de pie y se bajara el bañador, a lo que él encantado accedió.
    
    Tus labios empezaron a ponerse frente a su capullo, tu lengua recorría si miembro hasta metértelo en la boca, escupiendo en él empezaste a menearlo, a pajearle con ritmo y suavidad, mientras él acariciaba unos de tus pechos, jugando con sus dedos en tu pezón.
    
    Te acomodaste poniéndote de rodillas para que ...
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