Ama Sandra (Cap. 7) - Relatos Eróticos

Ama Sandra (Cap. 7)

Una vez que la Emperatriz tenía arrodillados a sus padres y ver como con humildad se comportaban les permitió hacer uso de la palabra y preguntó el motivo por el cual habían solicitado fueran atendidos en la hora de su descanso, sus padres con humildad y vergüenza agacharon la cabeza y con voz tímida suplicaron ayuda de la Emperatriz, por ser desalojados, ya que como su padre por su edad ya no era empleado, el poco dinero que percibían terminó por no ser suficiente para comer, vestir y pagar la renta por lo que les pidieron desocupar la casa, permanecieron en silencio y total humildad agachando la cabeza ante su Reina.

Sandra aquella muchacha insegura tenía tiempo de haber muerto, ahora era fría y poderosa, con sed de someter a todo aquel que meses atrás le habían hecho sufrir en cierto modo y en diferente medida, ahora era su turno de tener el control de todos teniéndole que pedir permiso hasta de respirar. Después de escuchar las suplicas angustiantes de sus padres les respondió:

Mucho por ustedes no puedo hacer en cuanto a pagarles el alquiler pero lo que sí puedo hacer es alojarlos aquí evitando duerman en la banca de un parque muriendo de frio. Estos días he pensado en ampliar la cantidad de gente que está a mis pies y ya que ustedes no tienen donde pasar la noche, lo que puedo hacer es asignarles labores domésticas y apoyar a sus nuevos compañeros. Considerando que ya ustedes no son tan jóvenes puedo asignarles tareas que no requieran mucho esfuerzo y así no ...

... sientan que están aquí solo por simple caridad mía, así que estoy penando que pueden dedicarse a recolectar la basura y así apoyar a la perra encargada de llevársela al carro recolector.

Los padres de ahora la Emperatriz no esperaban esa reacción por parte de su hija, sin embargo al no tener donde dormir o que comer, lo único que pudieron hacer fue agachar la cabeza y besar los pies de su hija la Emperatriz agradeciendo su acto de generosidad. Una vez que los padres de Sandra no tuvieron otra opción más que aceptar lo dicho y ofrecido por su hija la Emperatriz, se les asigno su collar que les permitía estar en el Reino al servicio de su Majestad, así como también se les entregó su plato donde se les serviría su alimento desde ese día, una jaula doble para que pudieran estar juntos y por supuesto se les indicó su nuevo horario de trabajo.

Al ser sus padres recién llegados al Reino les dijo:

Ya que es su primer día aquí y aun no conocen las reglas y su nuevo lugar donde vivirán a mis pies, seré generosa y llamaré a una de mis perras para que les muestre el lugar dándoles un recorrido para que así mañana no se sientan desorientados, por ahora tendrán tiempo libre para que puedan sentirse cómodos, sus padres una vez más agacharon la cabeza y besando los pies agradecieron por la oportunidad de no dormir en la calle, inmediatamente se retiraron sin dar la espalda a su hija que desde ese día tendrían que hablarle con todo respeto llamándole Majestad, Alteza o simplemente ...