Infidelidad en una casita rural
Fecha: 04/04/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
Era el día esperado, hoy salíamos de puente a un pueblecito medieval donde aún se celebraban las festividades paganas ahora en septiembre.
Íbamos tu chico, tú, mi pareja y yo camino al pueblo del norte entre montañas donde ya habíamos reservado una casita rural, teníamos tantas ganas de llegar que el camino se nos hizo súper largo, pero mereció la pena.
Llegamos al caer la noche, entre una ligera lluvia que hacía una mezcla de olores a chimeneas, tierra mojada y naturaleza.
Mientras tu chico y yo cogíamos las cosas del coche, mi pareja y tú os fuisteis a casa de la dueña que nos había alquilado, la cual muy amable os dio hasta unos paraguas ya que cada vez la lluvia era más intensa, nosotros ya teníamos todo al resguardo del porche cuando os vimos llegar caladas hasta los huesos, abriste la puerta que chirriaba y entramos justo cuando un relámpago casi iluminó toda la casa, tu chico subía las maletas mientras yo me lie con la chimenea y vosotras corriendo os fuiste a cambiar.
La lluvia caía, pero la casa se estaba caldeando rápidamente y estando nosotros ya bebiendo unas cervezas bajasteis las dos al saloncito, al calor de la chimenea y uniros a beber con nosotros, tu chico y mi pareja fueron a la cocina a mirar qué había de cenar dejándonos solos ante la única luz del fuego cálido de la chimenea.
-¿Era así como lo imaginabas? -Te pregunté.
-Sí, es más, la lluvia y los relámpagos le dan un toque especial
Malas noticias llegaban desde la cocina, salían ...
... diciendo que no había nada, solo unos paquetes de harina y ya, así que nos tocó ir a cenar en el único bar del pueblo y que estaba a punto de cerrar, otra vez mojado, empapados, pero bueno íbamos a cenar algo. Había 4 o 5 lugareños que como en cualquier pueblo nos miraron con cara rara, pero nosotros teníamos más hambre que vergüenza. Cenamos y nos fuimos del bar, aunque llovía un poco.
Llegamos a casa y entre el cansancio del viaje, el jaleo con la cena, el frío… decidimos irnos a dormir y hasta el día siguiente.
Eran cerca de las 6 de la mañana cuando me desperté y bajé a mirar qué era realmente lo que había en la cocina y efectivamente sólo había harina y unos sobrecitos de levadura detrás de unos periódicos, así que ni corto ni perezoso me puse a amasar algo para desayunar. Escuche ruido en la escalera y eras tú bajando con una camiseta de tirantes blanca fina, casi transparente, que dejaba intuir un sujetador negro y un pantalón muy cortito.
-¿Qué haces? -Preguntaste medio bostezando.
-Aún no lo sé, encontré la harina y levadura y aquí ando amansando por si saco algo para desayunar.
Tenía ya el horno esperando y ya tenía una especie de bollitos redondos a los que aún les estaba dando la forma. Tú me dijiste entonces:
-Entre nosotros hay confianza, ¿verdad?
-Mucha, ya lo sabes.
Y sin más intentaste desabrochar el sujetador porque con el horno hacía mucho calor mientras yo metía los bollitos en el horno. No podías desabrocharlo sin quitarte la camiseta ...