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La ladronzuela
Fecha: 05/04/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... estaba a cuatro patas tanto su coño como su culo quedaban completamente abiertos ante mí. Su coño estaba reluciente por la humedad que desprendía, la muy cerda se estaba excitando, pero lo que más me sorprendió fue la perfecta redondez de su oloroso y oscuro ano, adornado con una corona de pelo pero era rosadito en todos sus pliegues. Le separé las nalgas al máximo para excitarme con esa visión y Marisa empezó a decirme si con esto ya tenía suficiente. Le respondí que la juerga acaba de empezar y seguidamente acerqué mi boca a ese oscuro surco para comerme su coño y su culo, pasando mi lengua, alternativamente, por toda su intimidad. Al cabo de un rato Marisa ya no podía reprimir sus jadeos y aprovechando el momento introduje mi dedo índice hasta el fondo de su reluciente coño mientras le masajeaba el clítoris con el pulgar de la otra mano. Casi se corre de inmediato. Al cabo de un par de minutos, saqué el dedo de su coño y disfruté oliendo todo su aroma. Le dije que girara la cabeza y se lo día chupar al tiempo que el preguntaba si le gustaba el olor de su coño. Ella resignada chupó mi dedo hasta dejarlo bien reluciente. Yo ya me había bajado los pantalones y había sacado mi polla que estaba a punto de explotar. Le dije que ahora me iba a ocupar de su apestoso culo y aprovechando la lubricación de su saliva le introduje el dedo en el ano sin miramientos. Para mi sorpresa no ofreció mucha resistencia y prácticamente su culo succionó mi dedo hasta los nudillos. Ella ...
... empezó a gimotear y yo le dije que no se quejara que se notaba que alguna polla se había comido su ano por lo fácil que se deslizaba por su interior. Ella me reconoció que no era virgen del culo, que su marido se la follaba por el ano de vez en cuando. Yo ya estaba excitadísimo, saqué el dedo de su culo y lo olí con deleite. Su culo desprendía ese olor característico, mezcla de sudor y caca, aunque salí limpio y reluciente. Como antes, se lo di a chupar y ella lo hizo resignada. Mientras le decía palabras soeces a su oído. Le dije que le iba sacar todos los pedos que tenía almacenados en su culazo, que la iba a partir en dos y una ristra de obscenidades para aumentar mi calentura. Había legado el momento de rellenar sus cavidades con algo de mayor volumen que mis dedos. Le dije que bajara de la mesa y que se quitara toda la ropa que quería ver sus tetazas, ella sin rechistar se bajo de la mesa y se quitó la camiseta y el sujetador. Ante mí aparecieron dos enormes globos que temblaban como un flan de gelatina. Tenía unas tetas grandes y separadas culminadas con un pequeño pezón que estaba completamente erecto y una gran aureola rosada. Me deleité estrujándoselas y chupando hasta que le pedí que se pusiera a cuatro patas en el suelo. Cogí un par de zanahorias del almacén, una más corta y gruesa y la otra más larga y delgada. Le dije que inclinara la cabeza hasta tocar el suelo y así, con todo su culazo en pompa le ordené que separase los glúteos. Otra vez tenía a mi ...