1. En sus redes


    Fecha: 09/04/2023, Categorías: Masturbación Autor: OrgíaSeductora, Fuente: CuentoRelatos

    ... alejarte de la gente para que no vean tu gigantesca erección. Manejas tu vehículo con prisas hasta una zona desierta de compañía humana y te detienes súbitamente, porque ya no puedes soportarlo. Desabrochas tu pantalón; pensar en tocar esa zona que tanto deseas y que sabes que es inalcanzable hizo que derrames algunas gotas, que generaron una mancha en tu ropa interior, y lo que es peor, verlo aumentó el fuego de la necesidad que tienes en tu cuerpo.
    
    Te reclinas un poco y sin bajarte la ropa metes tu mano izquierda mientras cierras los ojos e imaginas que es ella quién palpa con sus dedos a esa extensión de tu cuerpo que parece un animal violento enjaulado, latiendo para que lo liberen. Te imaginas unos dedos temblorosos y te deleita la duda y la incertidumbre, el rol de virgen, contraria a la anterior de maestra. Todos tus sentidos se encienden con mayor intensidad cuando imaginas su mano extensa con lentos movimientos ascendentes y descendentes, generándote una descarga de deseo e impaciencia. La ves mirarte y sonreír con malicia, y comienzas a descubrir la verdad de su frívolo hechizo, pero nada te importa, sólo quieres que continúe. Se frena y al instante siguiente sientes su aliento tan cerca de la zona que los pelos de tu nuca se erizan.
    
    Y en tu imaginación tienes los ojos cerrados y esperas. Un segundo, dos segundos. No sucede más nada, no puedes soportarlo más. Cuando empiezas a abrirlos sientes con violenta rapidez que lo llevó por completo a su boca, y eso ...
    ... te obligó a cerrar los ojos nuevamente con fuerza y arquear un poco tu espalda, acompañado de un gemido del indiscutible placer que estás sintiendo.
    
    En la realidad alejas tu mano izquierda, bajas tu ropa y continúas con la derecha, se acerca tu clímax.
    
    Sus labios y su lengua juegan con el contorno y la circunferencia de tu miembro en el interior de su boca, y eso te excita tanto que no puedes evitar gemir con ganas. Se acerca tu momento y la frenas; de ninguna manera las cosas pueden terminar así, ni en tu cabeza. La acuestas mientras miras su cara divertida, de saber que te tiene justo donde te quiere, y quieres luchar por desplazar ese poder hacia ti, así que besas su cuello con besos profundos pero suaves y comienzas a sentir que su respiración se va acelerando, aunque ella esté intentando disimularlo. Lleno de confianza, agregas la punta de tu lengua a la maniobra, sólo un instante, y un poco de tu aliento en el final de cada uno de ellos, a medida que con la yema de tus dedos recorres su estómago. Ella comienza a arquearse y a entrecortar su respiración. Comienzas a bajar. A sus hombros, a sus omóplatos sobresalientes; te detienes en el espacio de sus senos, tratando de decidir por cuál comenzar.
    
    Te acercas al izquierdo, embebes de saliva el pezón con apenas un roce e inmediatamente te dedicas al derecho, de manera que el anterior esté lubricado cuando tus dedos comiencen a frotarlos y tirar de ellos suavemente. Ella pierde el control y comienza a gemir, la ...